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Consuelo García del Cid Guerra

OBAMA, OBAMA,OBAMA ¡¡¡

El triunfo de Obama es un sentimiento. Profundo y sincero, que parte de los hombres de bien para un hombre bueno. Eso es exactamente lo que me ha transmitido desde que ví su rostro por primera vez en los medios de comunicación. He seguido su trayectoria y escuchado su discurso dirigido al mundo. Es mucho más que el nuevo presidente de los Estados Unidos. Es una promesa no sólo de futuro, va mucho más allá, porque ha conseguido ser promesa de compromiso humano. Ha sembrado esperanza entre los sectores más olvidados y desfavorecidos de la sociedad.

Asume la presidencia en la crisis financiera más grande del siglo. Sabrá hacerlo, y lo hará bien, probablemente porque está acostumbrado a luchar desde que nació.

Ha conseguido empequeñecer a Bush y a Clinton y con el tiempo, no sólo la historia, sino él, acabará colocándolos en su sitio. Comparado con JKK y Martin Luther King

como referentes ideológicos y humanos, no me cabe duda de que Obama es el gran  heredero moral de los dos.

Gran parte de su campaña electoral se ha hecho por Internet, medio que conoce y domina hábilmente y que llega a todo el mundo. Ha conseguido voluntarios y seguidores y ha recaudado fondos. Incluso ha ganado en Florida, tradicionalmente de voto republicano. Estas elecciones han batido todos los récords mundiales, porque a Obama le ha seguido el mundo entero. Es un hombre con verdadera razón de ser.

Esta mañana un amigo mío cubano que vive en Colonia me ha escrito lo siguiente:

“Media Alemania no ha dormido. No se habla de otra cosa y es la primera plana de todos los periódicos del mundo … menos en Cuba. Cosas de mi país. Pero anoche, personas de todas las razas se abrazaban celebrando el triunfo de Obama”.

Nadie puede bailar como un gitano si no lo es. Ningún blanco del mundo podrá cantar jamás como un negro, pese a que muchos han muerto intentándolo, sin éxito. Obama es negro y la raza ha sido la fuerza. Ojalá le dejen hacer y le dejen vivir.

Hoy, especialmente hoy, quiero mandarle un abrazo inmenso a mi querido Aaron Lordson, el más grande cantante africano que todavía tiene que descubrir mi país.

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