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Consuelo García del Cid Guerra

JOSE LUIS GIMENEZ FRONTÍN

Me he enterado tarde de tu marcha, amigo. Y siento un amargo sabor de boca que no consigo eliminar ni con el hielo pegado a la coca cola. Me arrepiento de no haberte llamado ni visitado en los últimos años. Recuerdo tu casa de Cadaqués y la de Barcelona. Te he leído casi todo y te he seguido tanto en las librerías como en la prensa.

Ahora me doy cuenta de que tenías quince años más que yo, nunca lo pensé. Gracias por tu hospitalidad, por las veladas en compañía de Mercedes Domínguez, por las fiestas y las tertulias irrepetibles, por esas ganas de ser y de hacer.

Estoy muy triste. Tú, como mi querido Raúl Núñez, formais parte de una época tan dorada como gloriosa, sobre todo porque los dos conseguisteis ser reconocidos como escritores. Yo sigo escribiendo. No he olvidado tus consejos y palabras al respecto, como jamás, José Luis, jamás, te olvidaré.  

Nos veremos cuando suene mi alarma. Y te encontraré, porque sé que los dos iremos a parar al mismo lugar.

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