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Consuelo García del Cid Guerra

LUIS TOSAR: CELDA 211

Magnífica película. La reina de los Premios Goya : 16 nominaciones y 8 estatuillas conseguidas que han superado a su gran rival : “Agora”.

Luis Tosar, un actorazo como la copa de un pino, está que se sale en el papel de “Malamadre”, nombrecito que queda ya para la historia. Crudo, brutal y creíble. El ambiente carcelario, perfectamente plasmado, se te mete dentro desde las primeras imágenes. Esa rudeza encarnada por un Tosar fornido, leader y dueño de la situación

en una selva marginal cerrada. Se siente la falta de libertad y te falta el aire durante algunas escenas que transmiten una necesidad vital de supervivencia. Real en su tratamiento, con un guión inteligente cuya historia no puede dejar indiferente a nadie.

Un funcionario convertido en preso por voluntad propia, aquejado de un extraño síndrome de Estocolmo urgente que le hará matar para convertirse en uno más, entre enemigo y compañero, que pierde la partida junto a Malamadre, en cuyos brazos se va con el punto justo, dentro y fuera, fuera y dentro. Juego psicológico nada fácil de llevar cuyo guión, bordado, sigue las pautas acertadas hasta atraparte de principio a fin. No falta ni sobra una sola escena. Es una cinta para conservar en la videoteca como obra maestra de culto. Comparable a obras como “Cadena Perpetua” o “El expreso de medianoche”. La parte salvaje del otro lado donde habitan los que no tienen nada que perder puesto que han sido privados del más grande tesoro que habita en cada ser humano : La libertad. Asesinos confesos, sin moralina rosa ni moraleja de fábula, el todo por el todo que en un momento dado les convierte en dueños de su propio infierno. Negocian, matan, traicionan, se cuestionan entre ellos como carniceros sopesando el valor de una vida aplastada por el fango, entre delito y hierro oxidado que apuesta, al final, por el latido de los corazones rotos. Fuerte. Muy fuerte.

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