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Consuelo García del Cid Guerra

MEMORIAS DE LA TRAICIÓN

Póngase en masculino, puede que en femenino…las puertas de su pequeño imperio, cueva de la ladrona, se han cerrado para siempre.

Estás sola. Culpablemente sola. Maestra del más oscuro patetismo. Se te ha corrido el rimel, y tu eye liner es casi horizontal. No quieres a nadie pero exiges que te quieran. Pactas con el diablo, vendes a tu propio padre y él te compra a precio de outlet para rescatar los restos de la gran estafa familiar. Gritas como una loba vieja cuyo celo huele a vísceras de cementerio. Podría incluso analizar tu sangre sin nombrarte. Conozco tus esquinas, tus mentiras, tu amenaza. El tiempo, en esta ocasión, lo ha puesto todo en su sitio. Dice el sabio proverbio árabe: “Siéntate a la puerta de tu casa y verás pasar el cadáver de tu enemigo”. Te he visto, flor. Te he visto a lo largo y a lo ancho de tus raíces negras cuando ya no has tenido ni para el tinte de ese falso rubio trigueño. Demoledora, traidora, farsante, mala. Ni un solo amigo. No te queda más que esa imagen de Cruela ante el espejo : Y ya no te dice que eres tú la más bella, la más poderosa, que tu nombre suena en boca del sector, factor energético, cobro de morosos, cobarde, embaucadora, cruel, acusadora, abusadora, inerte…estás sola. Siempre lo estuviste, pero aúllan tus lobos interiores como nunca…Estás acabada, embargada, retratada. Completamente desacreditada. Acusas al dibujo enajenado de tu mente retorcida. Has perdido la noción del tiempo y en todo momento calculas beneficios sin oficio. Gritas. Bebes. Eres la borracha más repugnante que ha pisado la tierra. No ves nada, no te queda nada, pero continúas poniéndote en manos de videntes como un mono de feria, furiosa. Pretendes hundir desde tu propio naufragio. Eres una pandemia tóxica, la más grande de las actrices malas, capaz de autolesionarte para cargar tu propia herida a otro. Estás acabada, abeja reina. Tu remate vendrá cargado de alfileres, y ni aún así se sostendrá ese vestuario pasado de moda que en su día era caro, como tú.

Confiese ser cierto, diga ser más cierto…llorarás ante todas las señorías para que te crean. Mostrarás pruebas insostenibles mientras te tiemblan los dedos fingiendo un ataque al corazón. Eres contagiosa. No tienes aroma. Aspiras e inspiras verdadero asco. Tus lágrimas son tan fáciles que resultan impúdicas e irrespetuosas. Estás socialmente muerta.

 

 

 

http://www.youtube.com/watch?v=JUcBRTtituY

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