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Consuelo García del Cid Guerra

SÁBADO 18 H PZA SANT JAUME

Cuando éramos el verdadero “gran hermano” y compañero mucho más allá de la clase, decías otras cosas.

Cuando compartimos las escasas monedas para poder quedarnos en la terraza de un bar, hacías otras cosas.

Cuando no te importaba la marca del pantalón ni un piso en el ensanche, sentías otras cosas.

También cuando insistías a menudo en el deseo pesado de una casa en la costa. Luego una barca pequeña. Más tarde aquel velero que llegó a ser avión. Te hiciste tan privado que ya no entiendo nada. Sé que no es fácil ser siempre el mismo, que nuestra evolución pasa por tránsitos extraños. Por qué aquel y no tú se enganchó al caballo, por ejemplo. Por qué uno vivió y otro bebió hasta quedarse seco. Cómo es posible que Ana se nos fuera tan joven. Cómo tú, sin ir más lejos, has llegado tan lejos.

Te he preguntado, simplemente, si querías acompañarme este sábado. No sólo a ti, a muchos de los que compartimos las escasas monedad para poder quedarnos en la terraza de un bar. Cuando éramos el verdadero “gran hermano” y compañero mucho más allá de las cosas. Me repiten, prácticamente todos, que ya no somos jóvenes. Sin embargo, yo sólo soy capaz de repetirme a mí misma los versos de este sabio:

 

       Primero se llevaron

a los comunistas

pero a mí no me importó

porque yo no lo era.

 

Enseguida se llevaron

a unos obreros

pero a mí no me importó

porque yo tampoco lo era.

 

Después detuvieron

a los sindicalistas

pero a mí no me importo

porque yo tampoco lo era

 

Luego apresaron unos curas

pero como no soy religioso

tampoco me importó.

 

Ahora me llevan a mí

pero ya es tarde

 

Bertolt BRECHT.

 

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