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Consuelo García del Cid Guerra

La ex-Presión

La ex-Presión

Eso de los daños colaterales, expresión tan utilizada última.Mente, y que se aplica como parche genérico ante cualquier suceso, desastre o crimen –organizado o no- escrito sin más y de forma práctica, notoria y preocupante, tiene mucho delito. Y lo tiene porque tras la frase de marras se ocultan muchas cosas. Muertos, heridos, desaparecidos, desastres naturales, usos, abusos y cualquier tipo de agravio –incomparable- a la realidad flagrante. Podría decirse también jodido sin más, cadáveres por demás o bultos genéricos que no trascienden. Todo pasa, pero al parecer, se trata de que no quede. Y las desgracias, que nunca vienen solas, merecen –cuando menos- el tratamiento adecuado. La escasez de lenguaje en boca del pueblo llano, los errores y disparates léxicos en mensajes de texto, que abrevian la palabra, agrediéndola seria.Mente y extendiendo sus nuevas formas, constituyen un maltrato habitual hacia el idioma. Consentido. Extendido e incluso razonado. Si a ello le añadimos la gran estafa moral en que se basan los medios de comunicación, que manipulan sin cesar la noticia y su mensaje, los daños colaterales significan mucho, y no nos damos ni cuenta. Tal vez de eso se trata. Tras esos daños se esconden nombres propios, parte de la historia reciente, y parece que con ellos, dejamos de ser lo que verdadera.Mente somos para retomar métodos de un pasado reciente mientras la confusión avanza. Cuidado, porque con las prisas, se nos cuela la bestia, la más mala, que –con cara de idiotas- presentará sus armas tras semejantes formas.

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