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Consuelo García del Cid Guerra

Le llaman Democracia y no lo es.

 

 

 

 

Cuidado, que regresa la bestia. Extrañas alianzas, visitas esperadas, totus de ellos, nosotros, vosotros. La santa compaña afirma que doscientas personas no somos todos. Miente desde su púlpito excelso, se viste de civil pero su mango es verde -no de esperanza, que vuelve la capa del guardia civil-. Un papa con apellido de empresa y cincuenta millones de euros nos costará la visita mientras el pueblo continúa perdiendo. Y es que -evidente.Mente, le llaman Democracia y no lo es. Los contadores oficiales del suministro suben la luz, el gas, sus aguas y a nosotros. Nos suben al precipicio más elevado para que nos demos voluntaria.Mente la más grande de las hostias, pero sin consagrar, que -por y para eso- los ateos somos purria descifrada, peligro hasta hace nada inocente y a no tener en cuenta. La realidad tarda más que los certificados de apostasía : No quieren extenderse, y su correspondencia, aunque proceda, parte de la purria humana desenraizada, innoble, calvatruena y rebelde. Resumiendo: Que somos perroflautas. Perros por aquello de la puta calle, y flauta por Hamelin, aquel hermoso chiquillo que personificó un cuento precioso, tanto como el príncipe feliz, llevándose todas las ratas del lugar con música celestial. Pero ni aún poniéndose en su lugar se alejarán las ratas. Lo guarro se viste de primera, manda Más y acertarás, seguiremos quejándonos de la tele basura mientras también lo somos en nuestro pequeño mundo. Lo público se traduce en privadas marañas, telarañas, diretes y dimes jamás revelados, y el poso de su pozo arde sin fuego interno : Temperatura ambiente. Así, por deshecho y hecho, por mucho que se grite contra lo establecido, estamos dando caña a pescadores públicos, a sanciones y honores, reyes y ministerios, financieras y banca. Y es que lógica.Mente, le llaman Democracia y no lo es. Políticos de pastel, guinda presente, discurso coherente engaña.lenguas, farsantes, viperinos, chocantes y cetrinos. Piel de serpiente encima de una tez soslayada, cambio de sexo, parejas de hecho, vive dios si es que existe -no importa mucho cuál- los dos dientes del bi-dente han de morder despacio la yugular caliente, procesando sus datos, fichando -complacientes- cada acción desmedida tras la plaza tomada. Mientras, serena.Mente, yo te recuerdo, Amanda...no importaba nada, ibas a encontrarte con él....

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