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Consuelo García del Cid Guerra

EL MURO

EL MURO

Ya huele.Me he concedido el tiempo más que necesario para llegar a conclusiones serias, y –lo que es más- rotundas. No somos nada ni nadie,y aunque en momentos puntuales cualquiera pueda emerger de su reducidísimo ámbito con aires de grandeza a su jaula de oro,cristal o ladrillo, regresará sin pausa antes de que cante el gallo.

Las redes sociales se han convertido en un escenario público donde se insulta a placer como también se ríe a mandíbula batiente.Se cuelgan grandes frases lapidarias y parece que todo el mundo es bueno,salvo error u omisiones.Somos destinatarios de cientos,incluso miles de personas agregadas a nosotros,muchas completamente desconocidas hasta la fecha pero con “amigos en común”.Se supone que de esa curiosa comunidad virtual tiene que salir algo, y vaya si sale.Por la puerta de atrás su mayor parte y con gran ausencia de arte para quienes ostentan el divino marco del artista.Sus aristas son finas,tan débiles como la mayoría de los discursos apostados bajo un nombre que suena,se divide y reparte a diario para desear los buenos días y las buenas noches.Por sus muros les conocereis.En ellos se expanden las ideas,la cuerda fuerte o floja,todas las inclinaciones ideológicas,su sentido de la ética,su estética, los gustos musicales y aficiones cinematográficas,entre otras muchas cosas.

Atrapados en ese salón cibernético donde tantos salimos disfrazados de nosotros mismos,de quien nos gustaría ser o soñamos algún día.Es realmente alarmante comprobar cómo alguien a quien se sabe sólo, rematadamente sólo en su vida real,más que abandonado por todos,arrastra cien comentarios en menos de cinco minutos.Tal vez se trate de seres poco hábiles que existen alimentando su propio fantasma,un ente invisible,oscuro,vanidoso y enfermo que insiste en aparecer a todas horas, por todas partes, en busca de atención, afecto,ayuda visceral,influencias,ventas,empleo y desolación.Son individuos altos,inteligentes,sabios.Emergieron un día partiendo de lo suyo,tuvieron sus momentos y luces de neón.Se creen con biblia propia y en pos de la verdad.Dan lecciones de mucho y se contienen poco.Les obsesiona el nombre y hablan del honor como de una bandera, de la reputación,del buen hacer, su ocio y su negocio.

Esas mismas personas le niegan el espacio a quienes les frecuentan en su vida real.Los que saben de ellos como individuos tristes, sólos o borrachos.A los que deben dinero en pequeñas cantidades, tan mínimos como ellos,haciéndose importantes.No agregan camareros,porteras,circundantes de barrio o conocidos comunes,por si se escapa un dato que les mienta sobre su propio embuste.Esas –repito- saben que cualquier gesto cómodo les puede traicionar.Están a la que salta,pendientes de lo ajeno.Controlan las menciones, los premios y los éxitos.Hacia ellos se arriman por si consiguen algo o algo se les pega.Son capaces de mucho teniendo en cuenta el fardo que arrastran de por vida,sabedores del tedio,amargos cuya cáscara se debate a patadas en el suelo,a la altura del betún.Profesionales de la ofensa y del portazo.Trepas de poca monta que aspiran a escalar edificios muy bajos.

Sinceramente,apesta.Revelar la verdad no es mi tarea.Acusar,mucho menos.El silencio es un arma tan blanca como peligrosa, y su postura tiene por uniforme un antifaz muy negro.Tanto como el futuro que subsiste a fuerza de eliminar pasados incómodos.Ricardo Portabales Jr y Manuel Fernández Padín están atrapados en las redes.Es su único medio posible para lo imposible.Operación Nécora, los primeros testigos protegidos de España, abandonados oficialmente y con una altísima pretensión de olvido por parte del periodismo oficial.Aricardo –hijo- le censuraron ayer su cuenta de youtube la pasada noche.Facebook no le permite agregar a nadie ni contesar mensajes.Su corte de seguidores va en aumento, y eso entraña peligro.Le buscan constantemente informadores,columnistas y demás, para hablar de lo indicado, lo correcto y lo justo,según sus moderadísimos parámetros permitidos. Algunos osan afirmar que “tengo que comer” para no publicar la verdad.Otros, amparados en grandes cadenas dicen “en esto no nos podemos meter, espero que lo entiendas”.Pues no. No se entiende nada, y quien calla, no otorga: Oculta.

Los que les apoyamos y seguimos sabemos que estamos –a su vez- perseguidos por ese gran fantasma de una censura tan invisible como el alma, que los muros sociales seguirán siendo muros, aquí,en Sebastopol y en Berlín.Muros cuyas sensibles piedras se arrojan sobre las casas,los pisos cibernéticos que cuentan y descuentan, que deshacen y hacen como cien mil Penélopes en sus devanaderas.Ricardo –hijo-, tú eres ese niño:

http://www.youtube.com/watch?v=sVjMzZVafhc

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