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Consuelo García del Cid Guerra

INDULTO MARÍA SEVILLA

INDULTO MARÍA SEVILLA
  • Yo apoyo a María Sevilla porque conozco el caso al detalle. Para la inmensa mayoría, bastó con un linchamiento mediático hábilmente diseñado por determinadas plumas que ni contemplaron el clima moral del asunto ni conocen de lejos la realidad judicial.
    La mujer, cuando denuncia, está completamente desprotegida. Mientras se nos anima a demandar desde una lógica que te acabará aplastando en cada procedimiento, el día a día irá contra ti, y cada jornada es una afrenta donde se convierte a la denunciante en denunciada. Acusar a una madre de "secuestro", es un acto contra natura. Nosotras parimos, pero ya no decidimos. 
    Fundaciones y demás instrumentos aplicados por la administración pública negarán abusos sexuales, maltrato, amenazas, acoso y cualquier forma intimidatoria por "falta de pruebas",  simplemente porque no las aceptan. Ese "interés superior del menor" que repiten hasta la saciedad y pasa por satisfacer los deseos del adulto que maneja el sistema. Las madres protectoras son ahora "secuestradoras" porque así lo decide un juez. Si de verdad alguien piensa que una madre cambia de ciudad, se esconde y no cumple la sentencia impuesta porque no le da la gana o para jorobar al ex, estamos entrando en la más pura psicodelia colectiva con trastorno mental severo incluido. Los machirulos ya tienen temazo para lanzarnos a la hoguera, como las brujas de antaño, al tiempo que se decretan sentencias ejemplarizantes, como es el caso que nos ocupa. María Sevilla, que jamás tuvo problema alguno con la justicia, sin antecedentes penales, mujer, madre, trabajadora e independiente, ha sido sentenciada de antemano desde el momento en que empezó el chorreo mediático. Yo solicito el indulto, porque ni es justo ni me cabe en la cabeza cómo se ha llegado a cometer semejante aberración, quebrantando de forma evidente la frontera entre el bien y el mal. Inmersas en esta esquizofrenia social, todo está por hacer. Y sí, yo estoy con María Sevilla, desde la auténtica y verdadera igualdad, mientras el Ministerio calla, y su postura delata el resto de reivindicaciones oficiales convenidas. 
    Las mujeres no somos creídas cuando se denuncia, y tampoco los niños. No importa la prohibición del SAP, se sigue utilizando sin más, con otras palabras, colándolo delante de nuestras propias narices. 
    ¿ Dónde está la protección?. El Gobierno ni sabe ni contesta, tampoco sus cabezas visibles otrora dispuestas a participar en zooms que no van a ninguna parte tras mucha promesa perdida u olvidada en cuanto se desconectan. 
    Hermana, yo sí te creo. María es inocente, y lo sabemos todas. 
     

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