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Consuelo García del Cid Guerra

USTED

USTED

No me excita usted lo más mínimo. No le creo. No me gusta su bronceado invernal, tampoco sus gemelos. Apesta a Loewe y esa mezcla corporal revela su  mediocridad.

No le soporto. No me interesan sus partidos de padel ni la pesca del calamar. Tampoco sus cd de Peter Gabriel. De su mujer estoy hasta las narices, probablemente no tanto como ella de usted. Sabe a cuerno quemado. Le huele el aliento después de cada comida y es que además no sabe comer. Ese Mercedes hortera que conduce se lo van a embargar en cuatro días y llorará lágrimas de sangre.

No le conocen de nada todos esos de los que usted habla y asegura conocer. Le tiene miedo al tablero de ajedrez porque en esos cuadros no domina la jugada y se lo carga el portero en dos patadas. Esa niña que tiene apadrinada le provoca sensaciones prohibidas cada vez que contempla la fotografía que su ong favorita le hizo llegar por Navidad.

Además, no sabe andar. Se le nota la pana y las piedras del pasado, ese tiempo que con tanta habilidad insiste en ocultar. Y es que nació en una aldea. ¿Por qué se averguenza?

Sus hijos, pelirrojos y pecosos, a los que por cierto llaman “los chicos del maíz”, por si no lo sabía, son violentos y soeces. La emprenden a escupitajos y empujones en cuanto aparecen por su despacho, donde usted no despacha nada, simplemente reenvía correos para que los demás trabajen por usted. Pobres criaturas. Hacen lo que ven, obviamente.

Se le nota mucho su problema con el alcohol. Esa nariz colorada y los puntitos granates repartidos por la cara, añadiendo sus repentinos cambios de humor, le llevarán tarde o temprano a la cura de desintoxicación, que no del sueño. Es cierto que duerme usted muy poco. Le vieron en varios antros de azafatas del amor transexuales. También han visto su Mercedes a merced de las ofertas circulares rodantes de los caballeros no reconocidos donde humanos de metro ochenta ofrecen sus pechos de quirófano, su nuez y finalmente su pene atado entre las piernas para que personas como usted tiren del hilito. Usted no es un hombre de negocios, es un personajillo de ocio.

Le sangra la nariz con excesiva frecuencia. Tiraniza a las secretarias, a las administrativas, a los ejecutivos. Y se tira a todas las que puede, exóticamente, en nombre de la más facha globalización. Yo no lamento su ruína porque es usted una ruína desde hace ya años. Pero hoy, rigurosamente hoy, tengo ganas de vomitar. Porque he visto cómo ha quitado usted la foto de Franco para colocar la de Obama.

 USTED (BOLERO)
Letra de Moris Zorrilla
Musica de Gabriel Ruiz

Usted es la culpable
De todas mis angustias, y todos mis quebrantos
Usted lleno mi vida
De dulces inquietudes, y amargos desencantos

Su amor es como un grito
Que llevo aquí en el alma y aquí en el corazón
Y soy aunque no quiera
Esclavo de sus ojos, juguete de su amor

No juegue con mis penas, ni con mis sentimientos
Que es lo único que tengo
Usted es mi esperanza, mi última esperanza
Comprenda de una vez

Usted me desespera
Me mata, me enloquece
Y hasta la vida diera por vencer el miedo
De besarla a usted.

3 comentarios

Anabel -

Ya sabes lo que opino, ya sabes que te siento fuerte y grande.

La última frase mata. Es el resumen de toda una vida de chaquetero y oportunista total.

Besos, loka,

Anabel

Gloria -

A saber qué persona te ha inspirado todo esto.
Muy bien definida su ¿vida?.
¡Ay, ay, Consuelo!
Me gustaría que hablaras de alguien con más alma que el susodicho. ¿Tienes por tu mente alguno que sea mínimamente una persona que, al menos, nos haga sacar una sonrisa?
¡Venga, pues desembucha!

Isra -

Muy fuerte...