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Consuelo García del Cid Guerra

EL EXTERMINADOR

 

 

 

 

Aquella disciplina militar detestada por tantos, regresa con forma de piojo resucitado y sin uniforme. Se cuelan como gusanos empezando desde cero puesto que su lugar se encuentra en los arrabales , allá donde se concentra el mal nacido venenosamente crecido. Su crema hidratante es una mezcla de barro y lodo, a modo de pandemia.

Dictan órdenes y ejecutan porque han sido dictados. Desconocen el respeto porque no son respetables, y se les teme más que al propio miedo. No tienen la más mínima intención de dejar de ser analfabetos, y sus faltas pasan de largo ante la postura indolente del canalla y la envidia contagiosa del resentimiento social. Serviles, manipuladores, falsos como la propia mentira. Detestan al perdedor y siembran un pavor sucio. Se acercan hacia una parcela pequeña de poder donde todo resulta aparentemente posible. Ocultan sus errores, transmiten sus horrores y bajo una escasa sonrisa te abren en canal por la espalda con navaja oxidada. Intentan confundir, buscan tu sexo, pisotean el ego, burlan la dignidad y suben despacito la escalera del tedio a cuesta de exterminios legales, órdenes expeditivas y conflictos provocados a conciencia.

Desconocen los tiempos verbales y las virtudes teologales. Confunden los apellidos compuestos con los nombres de las calles. Habitan en la casa de un diablo pequeño, de mal rancio, retorcido y sin gusto. Sus papilas gustativas se inclinan por lo acido. Vomitivos por naturaleza, con fajos de billetes en bolsillos planchados sin vapor. Su rubor es el paisaje fascista que ya no tiene bandera, ondean por si mismos tras ganar la batalla de su adorado imperio : La apuesta del mediocre, el esperma del despido que se lanza desde las entrañas como un cohete visceral sin otra maquinaria que el aliento y la voluntad de romper, ofender, humillar y dilapidar.

Pero antes o después quedaran en evidencia, una minoría aplastante se revolverá sobre los restos nauseabundos de su naufragio.

 

 

 

Nos pasaran la cuenta y tu, tendrás que pagar

y yo tendré que pagar también, habrá que pagar,

se enjuiciaran los actos, veras, lo que hiciste y lo que no

las posturas y el color de tu pabellón,  y habrá que decir

porque, como y cuando y para que, por donde y por que

razón y con que ambición.

Nos pasaran la cuenta y tu,  tendrás que pagar

y yo tendré que pagar, también, habrá que pagar

y nos pondrán de frente , veras, y tendremos que explicar

como pudimos lograr lo que nos unió,  

y entonces veremos quien,  saca la cara y por quien, 

y entonces veremos que, te aporto la fe.

Nos pasaran la cuenta y tu, tendrás que pagar y yo

y yo tendré que pagar, también, habrá que pagar,

por que sabrás amigo que tu, no naciste de una flor

eres tanto como yo, penas y dolor 

que somos  peldaños, si, y por eso al escalar, 

pisamos al otro al fin,  que quedo detrás 

por eso y por muchas otras cosas es que...

Nos pasaran la cuenta ....

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