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Consuelo García del Cid Guerra

Verbena de Sant Joan 2010

 
 

 

23 junio 2010.- Doce muertos y 13 heridos al ser atropellados por un Alaris, que cubría la ruta Alicante-Barelona, mientas cruzaban por un paso indebido en la localidad de Castelldefels (Barcelona).
Todo estaba en orden. La técnica y el continente en perfecto estado de revista. Las cosas en su sitio. Horarios y vías. Anoche, verbena de San Juan. Petardos, hogueras, alcohol y demás excesos. Una docena de muertos, entre 16 y 26 años. Otros tantos (o más) heridos de gravedad. Anoche, ningún amigo quiso dirigirse a la carretera de Castelldefels " si quieres te acerco,pero busca a alguien que te lleve de vuelta, yo no. La gente está completamente descontrolada, borracha perdida, puede pasar cualquier cosa". "Oye, que no voy al concierto. Es un desmadre total. La carretera está llena de coches con el claxon a saco, van colocados, gritan y empieza a haber alguna pelea...".
Me quedé en casa. Los petardos explotaban sin cesar. Pensé, por un momento, en los quemados de las urgencias hospitalarias. Todos los años lo mismo. Jugamos con el fuego hasta que nos quema. Hacemos juegos malabares pirotécnicos mientras las brasas se posan al azar sobre la tierra o el hombro. Y el hombre se lo pasa en grande. Las hogueras, casi inofensivas, arden en medio de la ciudad. Se buscan trastos viejos, libros que ya no valoramos, objetos de todo tipo se lanzan a las llamas, atizadas de vez en cuando por un fuerte chorro de gasolina.
El cuello de las litronas se convierte en biberón. Amorrados al líquido, cerveza, vodka o ginebra, no importa, se trata de que coloque. La música verbenera es la más pachanga del año e inauguramos ese verano peligroso con una puesta -puestos todos- de tiros largos, colores chillones, gorras horrorosas para la ocasión e incluso pitos y trompetas a modo de comparsa. Ruído, fuego, baile, alcohol, sustancias...Anoche, doce personas franquearon un paso indebido y fueron destrozados por su último tren. Probablemente no era su primera fiesta. Barcelona, hoy, se encuentra desencajada. La playa es un arsenal de botellas vacías, vasos de plástico, condones, colillas de tabaco y no tabaco, prendas olvidadas, algún espejo y pañuelos arrugados. Y Castelldefels todavía no asume lo sucedido. EspantosaMente lamentable.

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