Una mujer de hierro agarrada a una espada
Una espada con nombre de mujer
Hierro candente marcado a sus caderas
Como cintura breve pretende desarmarla
No podrán ni los cíclopes ni el tiempo
No arrasarán con su latido inútil
No cantarán más voces que sus sueños
El hambre de seguir y la fuerza, por dentro
Mapa de cicatrices imposible y secreto
Unicornio salvaje por tres veces clavado
Nadie podrá impedir que sobreviva
Aún parada la carne sabrá ser
A pesar de que insistan los asuntos
Donde rompen las olas.
La esperaré algún día para darle
Una caja de música.
Unas alas
Una palabra mágica
Y quizá para entonces puedo quedarme muda
Y sólo acertaré a decirle:
Gracias.
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