AMSTERDAM
Amsterdam es una ciudad atrapadora. Se respira libertad y marihuana con una naturalidad que no debería sorprendernos, pero nos sorprende, porque el resto de las ciudades no son así. Si quieres fumar, te metes en un cofee-shop, compras un porro por tres euros y te lo fumas sin más.
Lo más curioso para mí son las putas. El barrio rojo es un enorme escaparate donde se muestran, sugerentes pero no guarras, en pequeños locales a pié de calle. Sonríen sinceramente, parecen felices. Yo nunca había visto prostitutas contentas, y las de Amsterdam lo parecen. Las de la noche son muy jóvenes y con cuerpos monumentales. Las de día mucho más mayores, con celulitis pero sin problemas.Por lo menos lo parece.
Las prostitutas de las calles de Barcelona son tristes.
Amsterdam es un lugar mágico donde aterrizar para contemplar la libertad en toda la extensión de la palabra.
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