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Consuelo García del Cid Guerra

el caso FRITZL

¿Quién lleva al diván a la patria de Freud?
[ Fran Ruiz ]
“Todo el país debe preguntarse qué está mal en los cimientos de la nación”. La frase la hace el diario vienés “Der Standard” a raíz de la conmoción nacional (y mundial) tras descubrirse por casualidad que un jubilado encerró en el sótano de su casa, durante 24 años, a su hija mayor para violarla sistemáticamente.
Los macabros detalles de esta muerte en vida de Elisabeth y sus siete hijos productos de esta violación, así como del nivel de maldad de su padre —“un respetable vecino” coinciden todos— contrasta brutalmente con los paisajes casi idílicos de un país con uno de los niveles de vida y de cultura más altos del mundo.
¿Qué anda mal para que la patria que vio nacer a Mozart y a Freud para que haya engendrado a monstruos como Josef Fritzl?
Lástima que el padre del psicoanálisis no pueda echarnos una mano, porque este horror no es nuevo entre las bucólicas montañas alpinas y los valles tiroleses. Los austriacos se toparon con el caso Fritzl cuando apenas han digerido el drama en torno a la joven Natascha Kampusch, secuestrada cuando tenía diez años y que pasó casi ocho encerrada por otro psicópata, Wolfgang Priklopil, quien se suicidó arrojándose al tren cuando descubrió que su presa se había escapado el 23 de agosto de 2006.
No hay al parecer una respuesta lógica que explique porqué de una sociedad como la austriaca —tan cercana a los ideales de bienestar y progreso— ha salido un criminal cercano a la maldad absoluta como Fritzl, sólo la triste constatación de que también de ese pequeño país surgió el símbolo del mal absoluto: Hitler.

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