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Consuelo García del Cid Guerra

AVENTURAS Y DESVENTURAS DE EVA-SIÓN, SOR-PRENDIDA Y PAUL BAZO EN LA UNIDAD DE RECAUDACIÓN EJECUTIVA DE LA SEGURIDAD SOCIAL

Eva-Sión se dirigió a la unidad de Recaudación Ejecutiva de la Seguridad Social. Una deudilla de 1.100 euros que pretendía aplazar. El funcionario, con aspecto de jesuita rebotado, la miró con desafío :

-¿Eva –Sión es su nombre completo?

-Sí.

-Pues vaya nombre, señorita.

-Perdone, el suyo tampoco tiene desperdicio. Prefiero llamarme Eva que Graciano Jodar. Y encima lo tiene aquí, impreso en la placa de plástico, para que se entere todo el mundo …

-Yo a usted no le he faltado al respeto, señorita.

-Dejémoslo, señor funcionario. Vengo a solicitar un aplazamiento de deuda.

-Lo siento, Eva-Sión. No se aplazan cantidades de menos de 1.200 euros.

-Pero es que yo no tengo los 1.100, señor funcionario.

-Y yo le repito, Eva-Sión, que no se aplazan cantidades de menos de 1.200 euros.

-Pues auménteme usted el pufillo en cien euros más y asunto arreglado.

-No puedo, señorita. Tiene usted que pagar los 1.100.

-No los tengo.

-Pues no puedo hacer nada. Si quiere, hable con el Jefe de la Unidad de Recaudación.

Me parece que ha salido a desayunar, pero si quiere esperar …

Eva-Sión , de pié, permaneció a la espera. Al fin, tres cuartos de hora después, apareció un tipo gris con pantalón gris y camisa gris y bigote gris y mirada gris.

Coño, se dijo, los grises de nuevo, camuflados. Pensó por un momento en llamar a Sor-prendida, pero sin duda estaría durmiendo.

De pronto, escuchó su nombre a gritos : “Evasión ¡¡¡”

-Oiga, no …que mi nombre es Eva, y mi apellido Sión. No se confunda porque ya he sufrido bastantes problemas de identidad, físicos y psíquicos.

El funcionario gris anotó su nombre completo. Insistió en que no se podía aplazar la deuda puesto que era inferior a 1.200 euros.

-Bueno…pues nada, embarguen cuando puedan lo que puedan. Yo he venido con buena voluntad, dispuesta a pagar, pero ustedes no me dejan.

Y mientras se explicaba ante el hombre gris, una mujer tremenda, rotunda y sofisticada, apareció en la planta pisando fuerte. Eva-Sión , llevada por el más puro de los instintos, olió a Opium. Es ella, se dijo. No hay duda. Es Sor-Prendida.

-¡¡Coño, Eva ¡¡ -exclamó Sor- ¿qué haces tú aquí?

-Hija, intentar pagar una deuda, pero no me dejan. Debo 1.100, y por menos de 1.200 no aplazan los pagos.

-¡¡Pringada ¡¡ -dijo Sor-Prendida. Hay que saber deber. En este país, no se puede deber tan poco, nena. Yo vengo por un pufo de seis mil, y verás como me lo arreglan cagando leches.

El funcionario gris no daba crédito a estética y nombres. Sor-Prendida, repetía, y la otra Eva-Sión, aquí hay tomate…¿dónde está la cámara oculta?

-Oiga –intervino Eva-. Nuestros nombres no son objeto de mofa y befa para nadie, que le quede muy claro. Aquí no hay cámara oculta que valga, pero si la hubiera, estaría usted quedando de lo peor, pero de lo peor, vamos …

Dos guardias de seguridad se abalanzaron sobre ellas. Contra todo pronóstico, Sor-Prendida se abrazó a uno de ellos : Era el bueno de Paul Bazo, portero de noche en el local de Sor.

-Paul ¡¡¡ no nos dejan pagar ¡¡ este funcionario no nos quiere aplazar las deudas ¡¡

-Cómo te pasas, Eustaquio –dijo Paul Bazo-. Son colegas mías, haz el favor de enrollarte, que éstas pagan, tarde y con recargo, pero pagan.

Continuará ...

 

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