Disfruto muchísimo viendo a una estilosa mujer con abrigo de pieles. Con guantes rojos a juego con un foulard, de idéntico color, con algunas florerillas esparcidas. No lo puedo evitar, me encanta la mujer que denota clase, elegancia sutil, buenas formas, admirable educación. Estas dos fotos son las que mas me han gustado de todas cuantas he visto sobre ti. Estas fotos, sabiendo de tu interior son una verdadera delicia. Esa mirada viva, una mirada puerta de entrada para quien sabe que tipo de paraísos maravillosos, de los que a buen seguro es imposible volver indemne.
Soy un auténtico enamorado de la mujer, sobre todo si se me muestra como en estas foto. Todo está en su debido lugar, nada sobra, nada falta. Melodía perfecta, belleza nítida para unos ojos enrojecidos de vivir demasiado deprisa, de ganar guerras. En estos momentos me acuerdo de Samira. Samira también se me muestra en éstas fotos. La clase es algo que no se compra, ni se hereda. Es un don natural muy apreciado entre quienes la buscamos. Quizás ella me llevó a esos terrenos pantanosos porque estaba desbordada de clase. Nació en un barrio pobre de Tánger, tuvo que luchar como una jabata desde el mismo momento que empezó a gatear. Cuando la conocí combinaba prendas de vestir con una maestría que enamoraba sin remedio. Te sonreía con una ternura que te hacía no pensar en que mañana debía amanecer. Samira decía ven, mientras se probaba cientos de abrigos, y yo no podía mas que contemplar tanta belleza morena.
Debo ser un auténtico gilipollas. No, miento, soy un verdadero gilipollas, un inconsciente de la vida. A poco que pasan unos meses se me olvida si me hicieron daño, tengo malísima memoria, solo cuaja en mi alma lo bueno, lo aprovechable, lo deseable Intento que la vida sea un cuadro digno de ser contemplado. Aunque a veces tenga que pasar por encima de lo negativo de personas que compartieron mi lecho. Paso de puntillas, como buen tontopollas, pero es que quiero recordar a Samira en sus caricias no en sus locuras. Quiero perpetuar esos ojos marrones infinitos, rasgados como solo una raza pura árabe puede dar. En teoría debería de haber sido buena musulmana, y yo buen cristiano, pero la realidad es que nos emborrachamos en todas esquinas, nos acostamos en todos lo hoteles que nos salieron al paso y disfrutamos como dos Epicúreos sin alma, ni corazón.
Consuelo, viva el arte de las mujeres bellas a todos los niveles!!!!!!!!!!!!!
Julio -
que foto tan bonita ¡ ya se que sigues apoyando a Aaron
3 comentarios
Consuelo -
habibi
habibi...
Isra -
Soy un auténtico enamorado de la mujer, sobre todo si se me muestra como en estas foto. Todo está en su debido lugar, nada sobra, nada falta. Melodía perfecta, belleza nítida para unos ojos enrojecidos de vivir demasiado deprisa, de ganar guerras. En estos momentos me acuerdo de Samira. Samira también se me muestra en éstas fotos. La clase es algo que no se compra, ni se hereda. Es un don natural muy apreciado entre quienes la buscamos. Quizás ella me llevó a esos terrenos pantanosos porque estaba desbordada de clase. Nació en un barrio pobre de Tánger, tuvo que luchar como una jabata desde el mismo momento que empezó a gatear. Cuando la conocí combinaba prendas de vestir con una maestría que enamoraba sin remedio. Te sonreía con una ternura que te hacía no pensar en que mañana debía amanecer. Samira decía ven, mientras se probaba cientos de abrigos, y yo no podía mas que contemplar tanta belleza morena.
Debo ser un auténtico gilipollas. No, miento, soy un verdadero gilipollas, un inconsciente de la vida. A poco que pasan unos meses se me olvida si me hicieron daño, tengo malísima memoria, solo cuaja en mi alma lo bueno, lo aprovechable, lo deseable Intento que la vida sea un cuadro digno de ser contemplado. Aunque a veces tenga que pasar por encima de lo negativo de personas que compartieron mi lecho. Paso de puntillas, como buen tontopollas, pero es que quiero recordar a Samira en sus caricias no en sus locuras. Quiero perpetuar esos ojos marrones infinitos, rasgados como solo una raza pura árabe puede dar. En teoría debería de haber sido buena musulmana, y yo buen cristiano, pero la realidad es que nos emborrachamos en todas esquinas, nos acostamos en todos lo hoteles que nos salieron al paso y disfrutamos como dos Epicúreos sin alma, ni corazón.
Consuelo, viva el arte de las mujeres bellas a todos los niveles!!!!!!!!!!!!!
Julio -