FRASES LAPIDARIAS, REFRANES Y PROVERBIOS: EL OTRO LADO
Frases lapidarias, refranes, proverbios … Se utilizan con gran facilidad para juzgar, sentenciar o justificar voluntades propias, que no del otro, es decir, a quien se le dirigen las palabras. Las hemos escuchado desde niños y las aprendimos al mismo tiempo que la tabla de multiplicar. Forman parte de la razón de la sinrazón, de la justificación injustificable, de las verdades a medias, el recurso fácil y hasta del fusilamiento moral (no en dos patadas, en una frase). El impacto es tremendo. Se sueltan sin más, cuando alguien se encuentra en situaciones difíciles, está hecho polvo y no encuentra salidas.
He reflexionado muy seriamente sobre ello. Tanto, que me he decidido a profundizar en algunas de ellas a partir de dos conceptos fundamentales : Lógica y realidad.
“Quien bien te quiere, te hará llorar” : Puede que uno entre cien que te haga llorar, te quiera. Pero no todos, por supuesto que no. Porque cualquier cabronazo puede hacer llorar a una buena persona, en cualquier momento débil, y eso no le convierte en alguien que te quiera. Nadie sabe hacer llorar más a otro que aquel que te detesta o te odia, o no te soporta, o simplemente le caes mal. Porque el que de verdad te quiere, no pretende hacer llorar al otro. El llanto es dolor. No se puede ir propinando lágrimas en nombre de un amor que no existe.
“Las verdades ofenden”: Algunas sí. Pero tomando la frase al pié de la letra, cualquiera que se despache contra otro insultando, descalificando u ofendiendo, resulta que tendrá razón? Pues no. Ofenden las mentiras, las faltas de respeto, los ataques, los insultos, las ofensas en general. Si una persona se enfada ante ciertas afirmaciones de otro, no significa necesariamente que la ofensa parta de la verdad del otro. Cuando el otro es el contrario, siempre ofenderá, sea verdad o mentira.
“ Quien mal anda, mal acaba”: No siempre. Y depende de cómo camine, y hacia dónde.
Grandes personajes de la historia que anduvieron de lo peor y con lo peor, llegaron a conseguir sus propósitos, alcanzaron el poder y murieron con el poder en las manos.
Muchas personas que andan mal saben rectificar. Generalizar el “mal camino” de cualquiera , nos convierte en profetas de charanga y pandereta. Grandes seres humanos supuestamente de camino recto, han terminado mal.
“No ofende quien quiere, si no quien puede”: Esta es la mejor. La cruda realidad es que ofende no sólo quien quiere, sino quien sabe. Existen verdaderos maestros de la ofensa.
Saben ofender. Y el que sabe, ofenderá siempre. Buscará el flanco débil, meterá el dedo en todas las llagas, te llenará de mierda y te aplastará sin reparos: Porque sabe. Porque quiere. Sentirse ofendido es sentirse muy mal. El poder que uno ejerce sobre otro para dañar, es siempre maquiavélico.
“Calumnia, que algo queda”: Rotunda. Indiscutible. Totalmente cierta. La calumnia, la injuria y demás campañas contra cualquiera, quedan. El daño está hecho, y en ocasiones, es irreparable. Se necesita toda una vida para demostrar lo contrario, y el calumniador seguramente queda ya muy lejos, pero no todos los que le creyeron.
Utilizamos con gran ligereza todas estas frases. Creo que merecen la consideración necesaria, la misma que por derecho, sea cual sea el hecho, tenemos todos los seres humanos. En muchas ocasiones, la fuerza de uno sobre otro se utiliza para reventar
caracteres, trayectorias y sucesos complicados. Es, como casi siempre, una cuestión moral.
2 comentarios
Consuelo -
te espero.
serena -
Quien te hiere, no te ama.