los sueldos de los políticos
Interesantísmo post de Javier León que me ha hecho pensar muy seriamente. Aquí lo reproduzco,con su consentimiento, añadiendo mis propias conclusiones:
Pluriempleados públicos
No tengo nada que reprochar a lo que la gente hace en el ámbito privado. En ese sentido, cada cual es libre de ganar cuanto pueda y deba o de hacer y deshacer lo que desee.
Pero cuando se trata de cargos públicos, cargos que pagamos la sociedad civil, entonces la cosa cambia, y mucho. El salario medio español dicen las estadísticas que ronda los veinte mil euros anuales. Por supuesto, esto es sólo una estadística, siendo la realidad muy diferente. Lo cierto es que la mayoría de los españoles no supera el millar de euros mensuales, estando verdaderamente ahorcados gracias a la inversión hipotecaria que tantas alegrías y tristezas nos ha dado.
Pues bien, tras la reunión secreta, a espaldas de la sociedad civil, que mantuvieron los congresistas para tratar sus asuntos monetarios, nos llegan cifras escandalosas y escalofriantes. Por ejemplo, que un presidente del gobierno gana 90 mil euros anuales, un presidente del Congreso 190 mil euros anuales, el Presidente del Supremo 146 mil euros anuales y que el presidente de la Generalitat, gana 160 mil euros anuales. Esto sin sumar eso de "otros" en concepto de vete tú a saber qué... Y a esto sumamos los 17 ministros con sus 28 secretarios de estado y sus 222 altos cargos dedicados a asesorar a estos últimos. Sigamos sumando los 350 señorías del Congreso, de los cuales tan sólo 78 se dedican en exclusiva a su trabajo en el Parlamento... Luego están los coleccionistas de cargos y sueldos, como Teófila Martínez, Juli Fernández, Mario Mingo, Arsenio Pacheco o Manuel Pizarro... ¿Y qué ganan los altos cargos de los Partidos? Pues seis mil euros al mes... una limosna en tiempos de crisis... En fin... está claro que la clase política necesita un cambio profundo antes de que el cambio profundo lo suframos nosotros...
Pues bien, tras la reunión secreta, a espaldas de la sociedad civil, que mantuvieron los congresistas para tratar sus asuntos monetarios, nos llegan cifras escandalosas y escalofriantes. Por ejemplo, que un presidente del gobierno gana 90 mil euros anuales, un presidente del Congreso 190 mil euros anuales, el Presidente del Supremo 146 mil euros anuales y que el presidente de la Generalitat, gana 160 mil euros anuales. Esto sin sumar eso de "otros" en concepto de vete tú a saber qué... Y a esto sumamos los 17 ministros con sus 28 secretarios de estado y sus 222 altos cargos dedicados a asesorar a estos últimos. Sigamos sumando los 350 señorías del Congreso, de los cuales tan sólo 78 se dedican en exclusiva a su trabajo en el Parlamento... Luego están los coleccionistas de cargos y sueldos, como Teófila Martínez, Juli Fernández, Mario Mingo, Arsenio Pacheco o Manuel Pizarro... ¿Y qué ganan los altos cargos de los Partidos? Pues seis mil euros al mes... una limosna en tiempos de crisis... En fin... está claro que la clase política necesita un cambio profundo antes de que el cambio profundo lo suframos nosotros...
Javier León.
Antropólogo y editor
el texto pertenece a su blog "Creando Utopías".
Totalmente de acuerdo contigo, Javier. Y no sólo son los sueldazos, sino lo que cuelga. Dietas millonarias, viajes en bussiness, seguridad privada y pública, extras en concepto de cualquier asunto exterior o interior. Comidas pantagruélicas en los restaurantes más caros, coches, chóferes ...viviendas de lujo con servicio incluído (cómo no) y un larguísimo etcétera que se les va de las manos y al españolito de a pié no le cabe en la cabeza.
La crisis es de todos y para todos, por tanto, los salarios políticos deberían verse también afectados. Es muy fácil discursear a un mileurista ( si es que todavía lo es y no se ha quedado en el paro) con semejantes sueldos. Será que para "arreglar" las cosas hay que tener las espaldas bien cubiertas para después dar la misma espalda a la realidad, porque lo suyo empieza a ser pura ficción. Eso sin olvidar -siguiendo con las espaldas- que la seguridad se extiende a todo su ámbito familiar. Los que están perdiendo su casto nombre siguen con un pastonazo mensual, viviendo como pachás y dando consejos al un pueblo llano que empieza a llenarse los bolsillos de piedras y mojando pan en la sombra de una sardina. Sólo hay algo peor que no creer en ninguno, y es no creer en nada. Me pregunto qué tipo de superviviencia serían capaces de asumir nuestros políticos sin dinero, porque creo que no sabrían. Y cuando uno adquiere cierta parcela de poder, no sólo hay que ser, hay que saber. La necesidad provoca sufrimiento, pero también fortaleza y sabiduría. Ya no me los creo. Prácticamente a ninguno. No me preocupa, me ocupa.
Sólo tengo la palabra, y por ella apuesto a la carta más alta, cueste lo que cueste.
Consuelo García del Cid Guerra
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