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Consuelo García del Cid Guerra

Los Nombres.

Bordar el nombre de alguien es un acto de infinita paciencia y afecto. Nunca me he detenido a contar las puntadas, pero sin duda son miles. En cada una de ellas se esconde un sentimiento determinado. El efecto que produce en el/la destinataria-o, siempre es sorprendente. Comprar un regalo cualquiera es muy sencillo. Pero hacerlo es otra cosa muy distinta. Por eso lo hago para personas distintas. Especiales.

Nunca he seguido plantillas de dibujo, no lo soporto. Me dejo llevar por formas imaginarias que adquieren sentido al tiempo que elijo los colores.

Hoy, rigurosamente hoy, he terminado un enorme tapiz que me ha costado seis largos meses durante los que he arrancado las horas ante la pantalla televisiva, y acabo de empezar un pequeño cuadrado blanco que se va a llenar de cosas y casos.

Pero sobre todo, de una persona.

Sorpresa, sorpresa...

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