POR ESE TUPIDO VELO
La polémica sobre el velo musulmán en los colegios me resulta, cuando menos, más que absurda. ¿Tan corta es ya la memoria que no recordamos los nuestros? porque eran igual de negros y obligatorios para poder entrar en las iglesias católicas, apostólicas y romanas, donde además, debíamos ayunar si se pretendía comulgar (luego nos sorprendemos de su ramadán).
Velos largos, transparentes, apuntillados por un alfiler de bola también negra para que no se nos cayera. En las manos, rosario y misal. No llevar velo suponía una gran falta de respeto. Aún ahora, y al verano pasado me remito, me impidieron la entrada en Santa Lucía porque no llevaba los hombros cubiertos.
Por tanto, cuestionar el velo musulmán está fuera de lugar. Si nosotros mismos asuminos otro tipo de coberturas en su tiempo, no tenemos derecho a negar a nadie las suyas, estén donde estén puesto que son lo que son. Libertad de expresión, de acción y de religión. Libertad en todos sus ámbitos y creencias, sean o no las nuestras y se encuentren donde se encuentren. Para censurar creencias debemos aplicar forzosamente una censura que me remite a épocas pasadas no deseadas. En cualquier caso, cuestionar cualquier tipo de atuendo no habitual entre "nosotros", convierte a "ellas" en personajes distintos e incluso marginales, cuando no lo son. Allá cada cual con su cabeza, su pelo, sus pendientes y su pintura de labios. Prohibir por liberar, como algunos insisten en calificar, es uno de los más e inmensos errores. Déjalos ser. Así de simpe.
0 comentarios