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Consuelo García del Cid Guerra

MARÍA SCHNEIDER, LA MUERTE DE UN PAPEL

MARÍA SCHNEIDER, LA MUERTE DE UN PAPEL

http://www.youtube.com/watch?v=qX_4A6d_Q-U

 

Puedo sentir cada surco de ese disco negro. El vinilo que ha muerto guardando las trompetas, serenata solemne que despide a María de luto riguroso. Magnífico Barbieri, que se deja llevar y arrastra el único, irrepetible último tango en París. Pena, desgarro , piel y drama.

La eterna amante de Brando, rizada, tan retorcida como cada uno de sus bucles, ha vivido intensamente hasta el día de hoy. Con ella se va el verdadero the end, pegada a la historia que nunca abandonó, víctima –tal vez- de Bertolucci por una escena que no estaba prevista : “Casi me violaron –dijo-. Las lágrimas que se ven en la película son verdaderas”.  El papel de su vida y la vida hecha papel. Tenía veinte años cuando interpretó una de las películas más escandalosas de la historia del cine. Maravillosa y joven. Redonda, provocadora, dulce, con un ángel distinto que nunca consiguió llevarla más allá. La seguí en El Reportero, la recuerdo también como Antonia Baninni en Cari Genitori, personajes hechos para sí misma o quizá ella sola buscando el personaje.

María Schneider ha muerto hoy en París a los 58 años. Nunca consiguió más que papeles secundarios tras El último Tango. Una actriz para un papel. Perfecta, brillante. Una estrella pequeña convertida en poema, la razón pura y dura de esa generación –la mía- que se desató, atada, ante una historia sublime donde la pasión hecha lágrima, la carne y la muerte, entraron por detrás, con la suavidad forzosa de un trozo de mantequilla. Bertolucci lamenta no haber podido abrazarla por última vez para pedirle perdón.

 

 

 

http://www.youtube.com/watch?v=VshOhV8aVbc

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