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Consuelo García del Cid Guerra

ALZAD LOS BRAZOS, HIJOS DEL PUEBLO ESPAÑOL, QUE VUELVE A RESURGIR...

ALZAD LOS BRAZOS, HIJOS DEL PUEBLO ESPAÑOL, QUE VUELVE A RESURGIR...
 
 Se llamaba Mercedes Herrán de Gras, y montó una extensísima red de pisos en Bilbao para jóvenes embarazadas, desde 1965 hasta 1984, con la finalidad de entregar los niños a la adopción. Lo hacía a través de la fundación María Madre, creada por ella misma. Cobraba 25 mil pesetas mensuales. Las menores procedían de familias adineradas, que las entregaban a Doña Mercedes, toda una institución de la época. Las pocas gestantes sin recursos, pagaban la estancia trabajando como fregonas para el resto de las chicas con dinero, y eran acogidas debido a la gran demanda de bebés. El objeto de la fundación era “recoger a jóvenes deshonradas de familias burguesas”. Un centro privado con ánimo de lucro que se dedicó a traficar con niños, que –según testimonios anónimos- se vendían por 200.000 pesetas, tras el correspondiente lavado de cerebro a la joven madre para que renunciara a su hijo. Cuando una de ellas quiso pedir explicaciones, el padre Ayala le pegó dos bofetadas y dijo: “No has visto nada. No sabes nada. No hables”.

Doña Mercedes lo tenía perfectamente organizado. Muchas de las jóvenes eran captadas por Fernando Ayala, un cura de la Parroquia de San Nicolás de Bari, y por Sor Juana Alonso, entonces superiora de la Casa Cuna en Tenerife. También actuaban como intermediarias dos órdenes religiosas : Hijas de la Caridad y Acción Católica. Los pisos de María Madre eran un entramado privado, mientras que el Patronato de Protección a la Mujer, entidad presidida por Carmen Polo de Franco, constituía la organización pública que velaba por la moral de las jóvenes caídas. Las menores podían ser encerradas en distintos conventos de monjas Adoratrices, Trinitarias, Oblatas y Buen Pastor. Antes de ser destinadas a cualquiera de ellos, pasaban por el COC –Centro de Observación y Clasificación- , donde eran sometidas a un examen ginecológico. En los expedientes, se calificaba de “completa” a la que era virgen, e “incompleta”, a la que no lo era. Dicho centro se encontraba en Arturo Soria (Madrid) y era dirigido por Trinitarias. A las embarazadas se las llevaban a Peñagrande, lugar especialmente creado para ellas. En el COC no permanecían más de una semana. No se realizaba actividad alguna, excepto ver la televisón. Era una cárcel de menores donde se decidía el destino posterior de cada una de ellas : Reformatorios encubiertos a los que se llamó Colegios de Formación. En dichos colegios se podía ingresar por el Patronato o de forma privada –las menos- , siempre dependiendo de los rigores familiares. Durante 1983 ( plena democracia) se cerró el reformatorio femenino de Nuestra Señora del Pilar, en San Fernando de Henares. Celdas de castigo, puertas blindadas, torres de aislamiento y maltrato físico. La situación se hizo pública tras la muerte de una interna, oficialmente declarada como intento de fuga.Muy pocas personas se han decidido a hablar, fundamentalmente porque nadie les preguntó jamás, y muchas ya ni siquiera viven para poder contarlo.La normalizacion y legalización del delito, el concepto de pecado, y sobre todo, el silencio. Un silencio aterrador que ha permanecido durante décadas en boca de los afectados. Víctimas de la pobreza, desestructura, problemas familiares, desarraigo o rebeldía. Doña Mercedes se hizo de oro con sus pisos para jóvenes embarazadas, y algunas clínicas privadas como la de San Ramón, o la maternidad de O´Donnel de Madrid, también.A las menores se les comunicaba que el bebé había nacido muerto. El director de la clínica San Ramón, Doctor Vela, daba clases de auxiliar de clínica en el convento de las Adoratrices, situado en la calle Padre Damián de Madrid. Las alumnas inernas realizaban las prácticas en dicha clínica.

 Vicenta Flores ingresó en un hospicio madrileño con identidad falsa. Vive en Francia. Hasta hace año y medio no pudo confirmar quién fue su padre.

Florencia y María, hermanas. Fueron repatriadas desde Francia por la Falange y dadas en adopción. “Cuando llegué, pregunté a una monja por mi hermana, y me dijo que seguramente la habrían tirado por la ventanilla del tren”- afirma Florencia.Se reencontraron gracias al programa de Paco Lobatón “Quién sabe dónde”.

La hermana de José Murillo, Esperanza, fue secuestrada e internada por la fuerza en un convento de clausura. “Se han llevado a cuatro niñas que jugaban en la calle. A tu hija y tres más”.

 Las hermanas Aguirre ( una de ellas Francisca, escritora) fueron recogidas por el Auxilio Social, donde las llamaban “escoria, hijas de horribles rojos, criminales, ateos…” y que “no os mereceis nada, estais aquí por caridad pública”. Y aquella caridad cristiana era pública, pero no notoria. Niñas de tres años con las bragas meadas sobre la cabeza durante todo el día, por haberse hecho pis en la cama. Manitas infantiles revolviendo pastura para los cerdos. Castigos, maltrato físico y psicológico. Eso sí: Amparados bajo el auxilio social. Escondidos en instituciones Dickensianas, ajenos al mundanal ruído.Que se sepa. Que sea divulgado.La historia de un país, es también la historia de sus errores y horrores. Cualquier tiempo pasado fue peor…

 

 

 

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