RUIZ-MATEOS
“Las pérdidas humanas son mayores que las económicas. Podemos estar agradecidos”. Larry Kudlow, periodista económico, se despachó tal cual en antena refiriéndose a Japón. Ahora no sabe dónde meterse y ha pedido disculpas. No cuela. Le salió del alma, y su posición está clara: Lo material por encima de lo humano. Ser o no ser. Tener o no tener.
Y en cuanto a tenencias lícitas –o no-, así se despachaba Ruiz Mateos –uno de los nuestros, de toda la vida, el que siempre juega en casa-, durante la rueda de prensa que anunciana la ruína de su imperio, el grupo Nueva Rumasa:
"Si no devolvemos hasta el último euro a nuestros inversores, a las personas que en un gesto de bondad y de confianza nos han depositado sus ahorros, me pegaría un tiro en la cabeza, si es que la fe que profeso me lo permitiera".
Puesto que como católico, apostólico y romano se le conoce, esa amenaza suicida forma parte del espectáculo. Ridículo. Dantesco. Pero ya nos acostumbró a payasadas varias en sus mejores y peores tiempos.
La realidad es que deja colgados a cinco mil inversores, ahí es nada. Me recuerda vaga.Mente a lo de Gran Tibidabo..¿les suena?...Ahora bien, es que hay que ser iluso para invertir en un cacho del quesito y acabar temblando más que el flan Dhul. Dame caramelo, toma chocolate…En realidad, el bueno de Coto Matamoros me pareció sincero cuando amenazaba con suicidarse, pero éste, no. Porque no es lo mismo vestir de Supermán tras el “que te pego, leche..”, que un tatuaje en la cabeza hecho con un par de cojones, con lo que duele.
Ruíz se gastó una pasta en aquel anuncio publicitario tipo última cena o algunos hombres sin piedad, rodeado de todos sus hijos varones e hinchado él como un globo de silicona, mofletes reventones a temperatura ambiente y con el color de la Nada –en la abundancia-. Puesto que es octogenario, no entrará en prisión. Es lo que tiene en contadas ocasiones la tercera edad, que va a la vencida, y nunca mejor dicho, puesto que vence incluso a la justicia. Justicia que se aplica –por otro lado- a rajatabla, para un pobre hombre que vendía espárragos recogidos por él mismo y en tierra de nadie. Con cuatrocientos euros de jubilación no le llega ni para comer, y al no tener licencia de vendedor ambulante, ha sido sancionado con una multa de mil quinientos. Y es que lo que se entiende por vista gorda se emplea según para quién. A Ruíz, que no le va a pasar nada, su religión no le permite pegarse el tiro, pero al señor de los espárragos, ateo, budista o católico, es que se lo ponen a idem.
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