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Consuelo García del Cid Guerra

TIROS SIN GRACIA

TIROS SIN GRACIA

Aquí ya no se salva el apuntador, por Rey que sea, yerno, nieto o genérico Borbón.  Hoy, precisamente hoy, día en que se conmemora el 81 aniversario de la Segunda República, su Majestad ha tenido que ser intervenido -quirúrgicamente- debido a una rotura de cadera. Coló en su día lo del “accidente doméstico” que le dejó un ojo morado, y anduvo con gafas negras, de sol pero sin sol, alimentando públicamente su parte oscura.  Morado -insisto- su ojo, que de forma un tanto siniestra materializó en cuerpo real -que no mente- la bandera tricolor : El corazón está a la izquierda y la sangre es roja, como la justicia -dice- es igual para todos.

No ha tenido tiempo material la casa para reponerse del soponcio Froilán, un tiro de nada en el pié de la criatura mientras jugaba a cazar -más o menos- en el patio de su padre, yerno Marichalar, draculín donde los haya. Pero con los niños pasan ese tipo de cosas, dijo la abuela (trabaja de Reina).  Asumidas sus armas de juego y fuego, resulta que Juan Carlos, durante un “viaje privado” a Botsuana -dicen- ha sufrido una caída accidental, aunque ya no doméstica, puesto que cazando elefantes no está a sus anchas, manejando situaciones.

La Real Casa no confirma lo de la caza, aunque apunta que “en esos sitios suelen realizarse esas prácticas” , como los “tipos de cosas” que ocurren con sus niños. Yo, como dijo el poeta, pasé de la niñez a los asuntos, pero majadera no soy. Al rey le encantan los tiros, las armas y la sangre. Se aficionó a los safaris en 1962, siendo sus primeros trofeos tres acabezas de búfalo cafre, cuernos de antílope sable y un enorme kudú. Con los años llegó a ser -dicen- un gran cazador. En Octubre de 2004, cayeron nueve osos pardos -entre los que se encontraba una hembra gestante- y un lobo. El monarca llegó a abonar siete mil euros para poder matar un bisonte europeo en el bosque polaco de Bialowieza, pese a tratarse de una especie en peligro de extinción.

La Reina, que ya iba a su bola, en 2009 envió una carta al Ayuntamiento de Barcelona para que se mejorasen las condiciones de vida de la elefanta “Susi”, hembra -tan deprimida como ella- que se comía sus propias heces. Ya ven, en casa del herrero, cuchillo de palo.

El entonces joven Borbón  cazaba con el Barón alemán Werner von Alvensleben, que montó una enorme reserva en Mozambique -gobernado por el dictador Antonio de Oliveira Salazar- a la que acudía lo mejorcito de la sociedad europea. Allí cazaba con nuestro Rey el gran armador Niarchos, Valèry Giscard d`Estaing y el conde Alberto Marone Cinzano -sí, el del vermú- hijastro de la infanta María Cristina y primo del monarca. También Alfonso Urquijo, amigo suyo, le invitó a pegar unos cuantos tiros en Angola por los años sesenta. Dicen que consiguió abatir  un leopardo con un solo disparo. Pero bueno, es que “en esos sitios y en esos años suelen realizarse esas prácticas”, y ahora, en 2012, también. Lo malo del asunto es que como te rompas la cadera pocos días después del tiro al nieto- justo durante el 81 aniversario de la Segunda República- y durante el asunto Urdangarín,que trae más cola que todos los leopardos a los que se ha cargado, mas los cuernos de elefante que ha puesto y dispuesto a la soledad de su reina, a mí lo único que se me ocurre es desearle a la pobre Susi que descanse en paz, puesto que la corona hace ya mucho tiempo que es una cacharrería.

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