Blogia
Consuelo García del Cid Guerra

http://www.youtube.com/watch?v=naoFo-s4ktI PEPE OCAÑA

 

Pepe Ocaña fue el verdadero orgullo gay antes de que la frase existiera como definición de homosexualidad admitida en una España transitoria donde ciertas cosas antes inimaginables se asomaban al balcón de la vida.

Se paseaba por las ramblas vestido de chulapa madrileña, con el pañuelo blanco y un clavel rojo en el centro. Su traje de azul de lunares blancos y el abanico que agitaba maravillosamente, sorprendía a todos los viandantes. Cuando Pepe comprobaba que le miraban, se levantaba la falda y enseñaba su trasero desnudo.

Acostumbraba a desayunar en el Bar del Pí, donde le conocí. Convirtió su pequeña mesa en un lugar único donde se generaba la tertulia. Todos querían conocer a Ocaña, antes y después de que Ventura Pons rodara “Ocaña, retrat intermitent”, una película para él , donde hablaba sin tapujos sobre su vida. Pintaba unos cuadros enormes tipo naif, llenos de colores, plasmando la misma alegría que él emanaba. Su casa de la Plaza Real era como el metro, entraba y salía todo el mundo .

Se desnudó en unas jornadas libertarias recitando poemas. Había que tener mucho valor para hacerlo entonces ó ser un gran provocador. Pepe era las dos cosas.

Gritaba cuando se encontraba con alguien : “Ayyyy déjame que grite porque esto es demasiaooo”, gritaba cuando algo le hacía gracia. Era un alarido permanente , la diversión personificada. Y murió divirtiéndose, en plena semana santa.

Pepe fue un autentico personaje mediático, también antes de que la frase existiera. Le habría quitado el puesto al mismísimo Boris Izaguirre, habría sido un contertulio único en la mesa de Crónicas Marcianas. Como todo lo bueno, duro muy poco.

Le recuerdo como a todos los colores del arco iris, a todos los abanicos, a todos los abrazos. Y no creo que descanse en paz, porque debe estar liando una fiesta monumental con Lola Flores.

 

0 comentarios