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Consuelo García del Cid Guerra

AURORA

La veo todos los días en el balcón. Es pequeña, frágil y casi un hada. Se inclina hacia atrás sosteniéndose con fuerza en los barrotes de hierro y hace flexiones. Se arquea como un arco. Permanece haciendo esos ejercicios durante media hora y luego mira.Contempla. Mira otra vez, pero nunca abajo. Ella mira arriba o mira al frente.

Tiene pocos vestidos, puede que no más de tres. Lleva zapatillas negras. Se retira muy despacio y su silueta se pierde lentamente. Siempre la veo. Siempre la miro.
Algunas veces, en verano, se sienta en una silla de madera y lee. Un día la saludé con la mano, pero no me vió. Lleva un moño pequeño perfectamente enroscado. Creo que su pelo es gris. No acierto a ver sucara con detalle. La distancia no me lo permite.
Esa ventana se abre sólo por las tardes y permanece abierta no más tarde de las siete y media. Creo que es su hora de cenar, porque luego vuelve.
Hoy no podía dormir. A las cinco y media de la mañana me he levantado y he salido al balcón con un cigarro encendido. Y estaba ella. Me he asustado mucho, porque al principio su imagen se me hacía peligrosa. Por un momento he pensado que quería saltar al vacío. Me he quedado mirándola. Ella miraba arriba. Era la hora justa, y ella lo sabía.
Seguía mirando arriba mientras el cielo despertaba. Y me ha visto. Y me ha saludado, por primera vez, con la mano. Estaba amaneciendo. Ella había salido a la ventana, seguramente a escondidas de las cuidadoras, para ver amanecer. Y ha alzado los brazos como una bailarina y los ha cruzado en el aire. Y me ha mirado otra vez. Yo contemplaba el amanecer y ella también. Esperamos, las dos, la primera luz. No había un alma en la calle. Pero estaba la suya que ha tocado la mía. Ha sonreído. Se ha acercado las manos alrededor de la boca para decirme un secreto a voces, y me ha dicho : "Me llamo Aurora, y todos los días veo amanecer". Y yo le he contestado : "Encantada de conocerla, Aurora. Yo me llamo Consuelo". Se ha retirado de la misma forma en que aparece, como un hada.
 
 PD.Vivo frente a una residencia de ancianos.

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