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Consuelo García del Cid Guerra

ATEA

  ATEA
 

Te acuso como se excusa al majadero
y pasaré de largo ante el ciclón vacío
tus palabras y el viento arrasan destruyendo
lo que desde sin tí y a tu pesar, ellos.
Divisaba algun dios falso. Estampa dura
mientras comen los cerdos. Bellotas engarzadas
firmamento de plástico y hasta un traje de buzo
cascos de guerrillero y de ciclista. Chichoneras
clavadas al contorno del tuétano. Tu masa cerebral
y un par de cuernos.
Ese rancio abolengo pretendido al escudo
del don nadie correcto. Si te miro me retas
si contesto inundada de tan cálida excusa
si te inclinas al verso que se come tu envidia
si no sabes y dices
si aún así continúas
con collar y rosario confesando lo mismo
si confirmas justicia sobre aquel muerto ahorcado
si aseguras que el pueblo se concentra en tu casa
si el fuego de tu hogar quema a las brujas
si además, sin embargo, deseas a las putas
confesándo a tu dios esa falta de tacto
esa falta de calcio pese a tus huesos sanos
ese cadáver plano ,expuesto, ensangrentado,
exprimido en un cáliz de oro brillante
y falso.
Yo te confieso fácil como miro de frente
al diablo , al veneno, a la injusticia. Siempre.
Ninguna cruz me dice qué símbolo es el bueno
qué imagen la maldita ni qué enjambre de viejas
realiza el conjuro digno de una condena.
Ni juez, ni dios, ni parte
sin techo sobre el ser . Temperatura.
El cielo raso arriba y el pozo más abajo
la misma puerta abre. La misma es calabozo.
 
 
 
 
 

 

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