JUZGANDO LO SOCIAL
No parafraseo, digo. Y como Galileo en sus confesiones, adjuro, maldigo, y detesto los errores. Los subsanables y los no subsanados por narices, vocación, interés o profesión.
Donde no hay tribunal ni derecho a abogado. Donde cientos de miles de injusticias no tipificadas en código penal alguno producen la más lamentable de las penas. Donde el llamado civil es incivilizado y en esa postura se le permite todo, incluso matar.
Donde todo el mundo tiene derecho al trabajo pero no hay trabajo para muchos. Donde todo el mundo tiene derecho a una vivienda digna pero empezamos a vivir indignamente luchando contra lo establecido por ley. Donde las leyes se dirigen sólo al flagrante delito pasando por alto la miseria moral, la bajeza humana, la podredumbre histórica. Donde las deudas son sancionadas con intereses en nombre de la banca, financieras o usura pura y dura. Donde no se escucha, no se atiende ni se permite el derecho al pataleo. Donde recordamos al dictador muerto sin tener presente la realidad aplastante. Donde aplastados, seguimos esperando un alzamiento humano a partir de la más insignificante de las minorías. Donde vamos a ser de nuevo personajes molestos, románticos, enfermos, tarados, soñadores.
Escucho los motores de los autobuses, esos que dicen al mismo tiempo que dios no existe y que dios te ama. Ascienden las religiones y pensamientos alternativos en nombre de una paz individual que nos exculpe. Mea culpa, mea culpa … ya no es el violeta, ahora impera el color naranja. Tras él no hay ninguna bandera anterior, ni ideología ni símbolo. Exceso de amuletos y fetiches, eso sí. Formas para las energías. Excusas baratas para lo intangible. Sonrisa horizontal y libro de autoayuda. La mentira y el miedo giran sobre sí mismos haciéndonos creer que damos la vuelta al mundo cuando en realidad estamos haciendo esquinas. Apuesto por mi sonrisa vertical. Encontraré la forma de dibujarla en mi rostro, y nada ni nadie la podrán borrar bajo ningún concepto. Seré insoportable. Volveré a gritar en nombre de lo prohibido para decir la verdad. Buscaré cantautores o cantaré yo. Asumiré mi credo por cuenta propia.
Siento que la muchedumbre avanza y la bestia modernizada nos ha puesto bozal. Nunca los mentirosos estuvieron tan cerca. Nunca había costado tanto distanciarse de ellos. En esa lejanía de arena y aireado discurso, una tormenta arrasa sobre el cambio climático. No es sólo el tiempo, no es únicamente el cotidiano parte meteorológico, es un diario íntimo sin candado, expuesto de forma indecente sobre la tierra, sin códigos, sin principios y plagado de embustes acomodados. Seguiré contratando a ex convictos, fracasados, conflictivos, ancianos, inmigrantes, marginales y poetas. Jugaré sobre la trampa de esa burocracia organizada que subvenciona lo valioso dándolo de antemano por inútil. No citaré paisaje alguno de la Biblia, pero sí al más grande de los poetas:
"hay
que arar el invierno
y hay surcos, y hombres en la nieve"
Hoy las arañas me hacen cálidas señas desde
las esquinas de mi cuarto, y la luz titubea,
y empiezo a dudar que sea cierta
la inmensa tragedia
de la literatura.
"El que no ve" 1980
Leopoldo María Panero.
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Isra -