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Consuelo García del Cid Guerra

NOSOTROS

NOSOTROS

                                                            Nosotros

 

 

Están al acecho como lobos heridos. Impiden la palabra y se acuestan recitando “yo soy, tú eres, él es”. Por cuanto no somos nadie podríamos regresar al túnel del tiempo y recuperar la fuerza . Por tanto, aunque la naturaleza calcule entreactos, no nos moverán. Lo que hemos sido es lo que somos. El pasado es música. Nuestro presente el ruído. Las patadas necesarias a ritmo de blues y el concierto del dragón. La luz intermitente de una estrella fugaz. Reina de Supernovas. Lennon fue asesinado, pero seguimos imaginando.

No abandones. Piensa. Escucha el cascabel de la locura y a los locos egregios. No calcules el tiempo, nunca es demasiado tarde. No hables de más pero tampoco calles.

Recuerda las esferas, la escuadra y el compás. Cierra los ojos, aspira y huele la goma de borrar, el pegamento y los lápices de cera. Habrá en algún lugar una fotografía donde estás sonriendo. Mírate como entonces. No seas el mejor, sólo sé bueno. Lo que estudiamos fue. Lo que sabemos, es. Lo que tenemos : Nada. Lo que podemos: Todo.

Agítate a ti mismo. No permitas que la efervescencia exterior te emborrache, ni siquiera es alcohol. Busca las burbujas interiores. Eructa si es necesario. Que nadie te dicte el paso. Que nada asuma su mando. No escuches más la canción de Jeannette, porque nunca fué rebelde. Me gustas tú, y tú, y tú, y solamente tú ...te encuentro sin buscar, amaneces conmigo desde el cactus más áspero. No importó en qué lugar, basta con contemplarnos ... resulta que un gnomo gigante conoce la ruta exacta para llegar a Itaca.

Si has gritado con las cuerdas vocales de tu guitarra, ahora la voz, más densa, alcanzará el sostenido de una soprano . Auténtica.

Y cueste lo que te cueste, allá donde nos revienten, el silencio de las sirenas dibujará un mapa nuevo donde las tumbas se muevan.

Grande, pobre, enfebrecido. Tremendamente escogidos. Antes de tirar la primera piedra corre –desnudo, si hace falta-  camino de la playa, y empieza a contar la arena. Pero si por razón de ser fueras algún día golpeado, cabalga como un potro desbocado y grita tu mandamiento. Siente hasta desgarrarte. Tiembla hasta deshacerte. Habla hasta quedar afónico, porque la voz regresa. No es sólo cuestión de tiempo. Es un asunto privado.

Busca ese poema del arraigo que te devuelva , fuerte, al espíritu , y deja que siga latiendo tu único corazón. Eres tuyo. Y aunque un día no puedas escribir, lee hasta que tus ojos enrojecidos agoten definitivamente esa vista cansada. Aunque no veas de cerca, estás muy cerca. Es posible. Podemos.

 

Consuelo García del Cid Guerra.

 

 

 

Nosotros somos quien somos.
¡Basta de Historia y de cuentos!
¡Allá los muertos! Que entierren como Dios manda a sus muertos.

Ni vivimos del pasado,
ni damos cuerda al recuerdo.
Somos, turbia y fresca, un agua que atropella sus comienzos.

Somos el ser que se crece.
Somos un río derecho.
Somos el golpe temible de un corazón no resuelto.

Somos bárbaros, sencillos.
Somos a muerte lo ibero
que aún nunca logró mostrarse puro, entero y verdadero.

De cuanto fue nos nutrimos,
transformándonos crecemos
y así somos quienes somos golpe a golpe y muerto a muerto.

¡A la calle! que ya es hora
de pasearnos a cuerpo
y mostrar que, pues vivimos, anunciamos algo nuevo.

No reniego de mi origen
pero digo que seremos
mucho más que lo sabido, los factores de un comienzo....

Gabriel Celaya

 

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