vieja escuela
Vivo y extraño te nombra un gusanito de luz
Entre los dedos presiona tu mayúscula vital
Te han cortado la salida inhóspita, entrometida
Bachiller elemental. Cuernos, canas de puntillas
Resurrección repetida
Templo agnóstico sensible a la luz artificial.
Te van a decir que el tiempo no es más que pasar y estar. Te van a mentir gobiernos, personas y un animal. Entre todos el más viejo al que suponías fiel, te arrancará los pellejos por un hueso enmohecido, sabrás que tú eres su pienso, la posibilidad del ciego y el miriñaque arrugado que nadie pudo educar.
Santíguate, indiferente. Sígueles esa corriente pero no tragues jamás el agua que ellos se beben, aléjate de palabras que sobran para soñar.
Las hadas de la memoria no se conocen sumando. En la extensión de sus bosques vuelan
cometas enormes, alas no reconocidas, ruido por catalogar. Tardío, crepuscular. Gloriosa concupiscencia, sigue copiando cien veces
“No lo volveré a hacer más”
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