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Consuelo García del Cid Guerra

DESPROTECCIÓN DEL MENOR

Aquel que se acueste con niñas, deberá levantarse esposado y con los cinco dedos a punto de tocar el piano. Primero fue Dragó y ahora se desmarca Sostres en un circo radiofónico cuya ley del deseo no tiene problemas en despacharse pública.Mente hablando de sus peores e infernales sueños. Como se siga dando cancha al tema estaremos en peligro, bordeando aquel  miedo de antaño que tantos males archiva en una memoria histérica que ha hecho historia, la que no acaba, con sus fuentes de marcada indecencia, doble moral amoral que pretende normalizar lo anormal. El viejo baboso, los cerdos que le siguen, su ejército de marras, palmeros de la España profunda que es una, grande y libre. Galopan los caballeros de repugnante figura, mucho más que leyenda, lugareños enfermos, criminales, pedófilos, mierda del seductor que a solas se destroza un colgajo energúmeno en busca de posibles. Libros, televisión, radio...maniatados al tiempo como columna sólida que todo lo creía y daba por bebido ese comportamiento de animal. Ebrios. Sobrados de razón en un discurso lánguido cuyo tono nasal calienta las espaldas, el fin de un casto nombre mancillado hacia el mal.
Por deporte y sin arte nos demuestran las partes cómo se desprotege a un menor que de golpe y porrazo califican mayor para entrar en sus carnes cuando les venga en gana. La ley no tiene trampa, degenerados ellos, y no os manda una pasta que desconoce humano lo más elemental.

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