Silencio
Los silencios sepulcrales pertenecen a los muertos. Sólo la muerte significa silencio, y la llenamos de lágrimas, quejidos, gemidos estrambóticos, ataques de histeria, mocos y gritos. Somos impúdicos, inadecuados y animales. Aquel que no llora será siempre cuestionado. Malinterpretado de inicio, puesto que no externaliza ni manifiesta su dolor de forma externa. Su procesión va por fuera, como si de una gran cabalgata de tratara. Con público notorio.
Recuerdo a una chica sorda. Hablaba con dificultad, perdida en un espacio para ella desconocido. Su tono era exageradamente nasal. Un día, dijo:
-Tengo unas ganas de pena…
Y de inmediato alguien la corrigió: Se dice “Tengo ganas de llorar, o estoy triste..”.
Pero no lloró. Se mantuvo serena hasta el final del día. Era tan primitiva como sabia. Nunca la he olvidado, aunque ni siquiera recuerde su nombre.
No hace tanto, el luto era una imposición social que exponía la pérdida. Nuestras mujeres vestían de negro durante un año entero. Pasado este tiempo, se entraba en el llamado “alivio”, que permitía mezclar grises, morados y violetas. Tampoco se pintaban los labios ni se maquillaban. Algunas, incluso desterraban los tacones. Vamos, lo que literalmente se entiende por un alma en pena.
España es un país tremendamente equivocado. Su desastre tiene tantos nombres y apellidos como habitantes. Porque del mismo modo en que muchos creyentes se lamentan de cómo está el mundo y por qué su dios permite tantas desgracias, el carácter se imprime como dogma a partir de un gobierno, su perfil conveniente y la adaptación social. Lo que se traduce como autores. En el supuesto de que dios exista, no es el responsable semejante atrocidad : Supongamos que creó el mundo, es decir, el continente, pero no el contenido. Eso es obra del hombre.
Aplicamos, sin embargo, un silencio sepulcral sobre la historia. Por vergüenza, comodidad o miedo. Y esa sí que es la pena, la verdadera pena. Negando acontecimientos y ocultando lo sucedido, estamos condenados a reproducir los hechos que tuvieron lugar por los siglos de los siglos. La curva histórica nos dará sus razones, pero nosotros, callando, sembramos el panorama de héroes inútiles.
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