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Consuelo García del Cid Guerra

Cerco

 Hasta dónde llega lo mínimo. Qué cuerda invisible tensa lo máximo. Dónde está la victoria del esfuerzo. En qué lugar se pierde la frontera y empieza lo ilegal, inhumano, amoral. Máximo esfuerzo, inútil sufrimiento. Esa curva indolente que nos cubrió de gloria en un espacio corto de gratitud extraña. Lo bueno dura poco. El mal es una excusa para ser egoísta, rencoroso, cobarde y azorado. Una gestión exacta, la voz de tu conciencia. Arrugas que te inician, cirugías que borran el defecto marcado. Ser mayor es un logro y la vejez su rasgo. Subir una montaña es vivir la paciencia. Esa calma de más, silencio prolongado. Casi al borde de un rezo que no tiene sentido para quien constituye la existencia sin dios. Une una mano ajena el borde de la sangre. Su herida cicatriza, se abre una vez más. Operaron las cosas sin aprender el largo, a lo ancho y lo largo de una carrera corta. Estabas, te sabía, ganarías, jugué.

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