REPUTACIÓN
Tirita el misterio : En serio. Y como no tengo problema en hacer una
declaración de principios pese a que con ello ponga punto final a determinadas
posturas propias del gesto apostado sobre sus propietari@s, pues yo voy y lo
suelto. Intentaré explicarme.
No soy nadie. No presumo de nada, no voy hacia otro camino que el mío,
cuyos senderos elijo como me dá la gana, que para eso uno es libre y ejerce
sus voluntades.
Para los que –consciente o inconsciente.Mente- se creen descendientes de la
pata del Cid (por cierto, el apellido es mío) cuyo delirio personal me transfieren
al pensar –unos- comentar –otros- y decir –los menos- que he caído muy bajo
relacionándome con cierto tipo de gente, escribiendo sobre determinados
temas o jaleando cotarros ágrafos, para tod@s ell@s, digo, la cosa va –por lo
que a mí respecta- como sigue:
-Siempre he mantenido la misma postura. Siempre he dado la cara. Siempre he
sido idéntica.Mente loca o cuerda. No cambié de gesto ni voy a hacerlo ahora.
Pese a los avatares de la vida, me considero un ser afortunado por tener los
amig@s que tengo. A aquellos que se han mantenido en el tiempo (pero que
mucho, mucho tiempo) y los que he re.encontrado gracias a facebook. Mis
compañeras de colegio, instituto, internado. Grupos cuyas causas comunes
nos acercaron en su día. Colegas de trabajo. Conocid@s, circundantes.
No todos son intelectuales, obvia.Mente. Algun@s tienen faltas de ortografía, cuelgan vídeos chistosos, provocadores e incluso vulgares. Me importa un soberano carajo. Seguiré riéndome con ell@s y compartiendo cosas, porque son mi gente. La reputación me tiene sin cuidado. Es más : Ni la quiero. Ando por mis fueros como me viene en gana y no tengo por qué justificarme. Al que no le guste, que se largue. Estoy hasta el arco de triunfo de aspirantes a gloria, de escribidores –consagrados o no- que se creen habitar las zonas vip de quién sabe dónde, de escritores vanidosos, elitistas, ególatras y endiosados. De un mundo que no existe excepto en su imaginación, y del que existe en los parnasillos literarios de patata frita donde la presencia cuenta –corriente- sólo para que te vean, por si cae un editor, un artículo o un polvo. De discursos falsos en pos del estrellato-comité. De interesadas solidaridades y de silencios absolutos cuando se trata de colaborar, porque nunca ha sido lo mismo echar una mano a que la metan (la mano, of course). De envidias, traiciones, personalidades dobles, consumiciones triples, apuntes y apuntador@s. De señoras y señores que jamás lo han sido ni lo serán. Apuesto por muchos que escriben mal, pero saben ser. No me importa de dónde vienen ni me cuestiono otro asunto que su autenticidad.
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