ROSALINDA FOX
Una vida de libro digna de ser contada. Y ella la contó. Las memorias de Rosalinda
Fox fueron publicadas en inglés por la editorial Harter & Associates, sin fecha y con
un número de fax como única referencia. Bajo el título de The Grass the Asphalt (La
Hierba y el Asfalto) . Sólo cien ejemplares de reproducción prohibida que quedaron
en manos de cien personas. Un libro más en el que María Dueñas se inspiró para El
tiempo entre costuras, la biografía de una mujer apasionante a la que coloca como
personaje en su obra. Un rapto literario fácil, Rosalinda ya no puede decir esta boca
es mía, puesto que falleció en 2005 –algunos afirman que en 2004- en la localidad
de Guadarranque, un pueblecito de Algeciras,donde murió a los 96 años. Rosalinda,
reproducida en El tiempo entre costuras, narra su vida junto a Beigdeber, de 1936
hasta sus noventa años.Ella jamás se reconoció como espía, hecho que ningún
verdadero espía profesional reconoce nunca.
De Rosalinda Fox –su nombre completo era Rosalinda Powell Fox- se ha escrito
poco, y ella misma tal vez menos. Resucita en el libro de otra, no precisamente de
forma inconsútil, a una mujer excéntrica, aventurera y con misterio.
Vestía de Chanel y algunas modistas del lugar cosían para ella. Paseaba en un Rolls
Royce por Andalucía, estaba muy bien relacionada con la sociedad de Sotogrande y
era muy conocida en Gibraltar, aunque nunca llegó a vivir allí. Tuvo muchos amigos
ingleses por donde iba.
Nació en la India.Hija de aristócratas ingleses,se crió en Calcuta.A los 16 años
contrajo matrimonio con un empresario inglés también residente en Calcuta.Tuvieron
un hijo, Johnyy, y Rosalinda, tras el parto,contrajo una tuberculosis bovina que
arrastró hasta el final de su vida.El matrimonio se separó,recibiendo ella una pensión
de treinta libras mensuales.Pasó temporadas en Suiza, hasta 1936,año en que
conoce a Juan Luis Beigbeder en Berlín,entonces agregado militar,dos décadas
mayor que ella,y se convierte en su amante,actuando como espía de la monarquía
británica en Tánger,donde ambos se instalaron a través de Beigbeder ,Alto
Comisario de España en Marruecos que más tarde sería Ministro de Exteriores en el
gobierno franquista.Con el nombramiento, Rosalinda se instala en Madrid en un
ostentoso piso,ciudad de la que se vió obligada a huír al encabezar una lista negra
de la Gestapo en España.Beigbeder es destituído en octubre de 1940 como ministro
y le sustituye Serrano Suñer,cuñado del dictador.Asustado, envía a su amante a
Estoril porque teme por su vida,mientras él es confinado bajo arresto domiciliario en
Ronda,de donde no saldrá hasta finalizar la II Guerra Mundial.En Lisboa monta un
garito llamado El Galgo por donde pasaba la alta sociedad portuguesa.Vivía en una
mansión de 44 habitaciones donde alojaba a todo el que lo pudiera necesitar sin
cobrarles un céntimo.
En los 50 le pide a Juan Luis comprar una casa junto al mar desde donde se pudiera
contemplar Marruecos,y se instalaron en Guadarranque, el pueblo de Algeciras con
vistas al Peñón de Gibraltar.Para entonces, Juan Luis era ya un hombre enfermo y
derrotado junto al que Rosalinda estuvo hasta el final, puesto que Juan Luis
fallecería poco tiempo después.
Johny, el hijo de Rosalinda,moriría también, y la gran superviviente de todas las
historias,condenada a una enfermedad que acababa con la mayoría,resistió hasta
los 96 años, sola, vendiendo la mayoría de sus propiedades en Guadarranque
-no fueron pocas- y dejando como herederos a sus sobrinos.
Churchill dijo de ella que la guerra hubiera seguido un curso diferente de no ser por
Rosalinda Fox.
Probablemente se trate de la mejor espía que amó. Tanto como para ser más que la
razón de un recuerdo : Personaje real de otra historia en manos de una escritora
española cuyas coincidencias con otros dos libros (Embassy y la inteligencia de
Mambú y Entre Bahías) han dejado un sello inconfundible en sus dos únicas obras
El tiempo entre costuras y Misisón Olvido.Tiempo al tiempo, porque –queramos ó no-
se acaba poniendo todo en su sitio. Lo único que me pregunto, a estas alturas, es si
a Rosalinda Powell Fox le habría gustado aparecer en el libro de otra, que otra
contara su vida junto a la de una modista, afirmando lo que ella siempre negó. Mejor
lo dejamos para un tiempo inconsútil.
0 comentarios