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Consuelo García del Cid Guerra

Roswita Bertahasa Honzca.

Roswita Bertahasa Honzca.

 

No tiene quien la escriba y tampoco puede mandar cartas a nadie. Del psiquiátrico al olvido, sin dirección alguna ni remitente conocido. Del destape al olvido. Tanto desnudo integral por el gusto de todos, otrora fans que no existen ni siquiera para recordarla. Tristeza de amor, su último papel. Tras ello, la calle. Portales y más portales, de vez en cuando un hostal, y poco más, hasta ser recogida por los servicios sociales. No puede recibir visitas, pero sale de vez en cuando a dar alguna vuelta, siempre sola. Su discurso recurrente alimenta la ¿ locura? de la mujer que fue y en lo que se ha convertido. 
"Ahora hablará, con una corbata roja, esa es la señal". Juro que la corbata era roja. Lo que coincide e incide, total para qué, si nadie la escuchará. Dócil y medicada, es una paciente más en Ciempozuelos. Lejos de tantos focos , su único vestido de noche es - desde hace ya mucho- un camisón institucionalizado. Y pase lo que pase, a estas alturas, lo único que desea, es tener unos felices sueños. 

 

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