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Consuelo García del Cid Guerra

IMAGINE

Un recopilatorio que además se convierte en tazas que generosamente regala El País por un euro, nos trae de nuevo a los Beatles. Cierro los ojos y veo esas cintas indias sobre cabezas de pelo largo y lacio, alguna flor en la mejilla, el signo de la paz, y amor, amor libre, amor del bueno. Los chicos de Liverpool resucitan en los establecimientos mientras imaginamos Imagine o Revolution, y un submarino que amarillo es revolotea por la mente. Beatles y Rollings, casi enfrentados generacionalmente, como si de una dura elección se tratara…los dulces muchachos del flequillo, ya separados por el tiempo y muy lejos de sus canciones, irrepetibles pero ahora repetidas con el sabio Lennon incluido, para mi el mejor de todos, asesinado por un enfermo mental que nos dejo tan cojos como pobres de espíritu. Quien no ha deseado ser amada como John a su Yoko o como Paul a Linda. La música amansa a las fieras y tal vez debería ser escucha obligada para algunos, cinta de culto y textos forzosos en las aulas escolares. Te quiero, te quiero, te quiero, oh Michelle…

Eran tiempos de dulces patadas, de ideario posible y manifestación fácil a pesar de las porras. Sentadas, concentraciones, manifiestos. Rebelión adolescente sobre cualquier muro, en cualquier ciudad. Ahora nos parecen prácticamente Jesuitas, casi santos, aprendices light, y es que muy pocos conocen la realidad de lo que se cocía entonces en las mejores familias, cuando la melena era objeto de castigo, quien nos lo iba a decir, ahora asistimos, aterrados, a la visión del hijo con la cabeza rapada…y es que todo depende de lo que conlleve y del cristal con que se mire. Porque no es lo mismo Misery que la música maquina acompañada de una fiesta rave donde pasa de todo porque ya pasan de todo y les importa muy poco amanecer en un hospital o comisaría, incluso a veces, las dos cosas juntas. Y por excesos sin esfuerzo, sin peaje, sin idea, sin debate, discusión o polémica. Puede que ahora empiecen a tener carencias y salgan a la calle, careciendo, asimismo, de cantautores excepto el de “papa ,cuéntame otra vez”, historia pasada que ya no les toca y ni siquiera pueden recordar. Tampoco se la contara el abuelo porque esta triste y perdido en una residencia. El mundo se ha llenado de Vanessas , Anais y Johnatanes, Iris y Davinias. Son como hadas recauchutadas, encarnadas en sus propios tatuajes playeros que parecen haber recobrado vida. Lo mismo si mañana les ponemos la primera taza donde aparecen los chicos de Liverpool, reaccionan un poco, dejan la Play Station, el monopatín donde patina su mundo, el reinado de pequeños príncipes mal hecho, mal dado, mal aprendido. Les dejamos ser y son lo que quieren. Respetamos el todo y nos encontramos en la mas desoladora de las nadas. Juventud, divino tesoro, repite hoy, solo por hoy, conmigo:

 

 

Imagina que no hay paraíso,

Es fácil si lo intentas,

Ningún infierno debajo de nosotros,

Arriba de nosotros, solamente cielo,

Imagina a toda la gente

Viviendo al día...

 

Imagina que no hay países,

No es difícil hacerlo,

Nada por lo que matar o morir,

Ni religiones tampoco,

Imagina a toda la gente

Viviendo la pida en paz

 

Imagina que no hay posesiones,

Me pregunto si puedes,

Ninguna necesidad de codicia o hambre,

Una hermandad del hombre,

Imagina a toda la gente

Compartiendo todo el mundo...

 

Tu puedes decir que soy un soñador,

Pero no soy el único,

Espero que algún día te nos unas,

                                                                                 Y el mundo será solo uno.

   

 

                                                                                           John Lennon

 

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