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Consuelo García del Cid Guerra

SANT JORDI

Desde niña he vivido el Sant Jordi, año tras año, y he salido a la calle en busca de esa hermosa explosión de rosas por toda la ciudad acompañadas de los puestos de libros. El paseo es largo y alegre, no recuerdo un Sant Jordi sin sol, y supone, además, aparcar los abrigos en el armario definitivamente para llevar alguna chaqueta liviana bajo el brazo.

Libros, rosas y sol, qué más se puede pedir un miércoles. Cada año una novedad, en cuanto a las rosas, éste 2008 ha creado pétalos arco-iris, sí, cuidadosamente teñidos, rosas de colores para el orgullo gay. Divertido.

Siempre me invitan a la presentación del libro de algún amigo, es una jornada distinta, de felicitaciones, de larguísimos paseos por Rambla Catalunya, Paseo de Gracia y Ramblas.

Este 2008, digo, me he dedicado a contemplar uno a uno a los “escritores”, caseta a caseta, y la reacción popular al respecto. ¿Qué compra la gente en este día espectacular?

Carlos Ruiz Zafón colapsó el centro de Barcelona durante la firma de su último libro: “El juego del ángel” (Planeta).Fué el libro más vendido en castellano. Segundo: Chufo Llorens, con la novela histórica “Te daré la tierra” (Grijalbo/ Rosa dels Vents), tanto en edición castellana como en catalán.

Najat El Hachmi, premio Ramón Llull con “L´ultim patriarca” (Planeta) y “Jo també soc catalana”, escritora marroquí fotografiada hasta la saciedad, ejemplo de integración y perfecto personaje mediático para los restos de los restos de ésta nuestra tierra.

Boris Izaguirre, finalista del Planeta con “Villa Diamante”, produjo larguísimas colas con gritos incluídos mas petición de foto. Risto Mejide, otro mediático, jurado impertinente de “Operación Triunfo”, que ha escrito algo, cómo no, pero no sé qué, ni me interesa lo más mínimo. Y lo ha publicado.

Isabel Allende, que llegó en jet privado desde Londres, con “La suma de los días”, firmaba rápidamente porque su jet tenía que partir antes de las nueve.

Jorge Bucay, gurú de la autoayuda, “Las 3 preguntas”, decía que para ser feliz hay que dejar fluír la risa.

Quim Monzó firmaba de pié con la música de fondo de “Els Pets” (Los pedos) sí, he escrito “Los pedos”, así se llaman. Perdón, el libro de Monzó se titula “Mil cretins”

(Mil cretinos), es decir, firmaba mil cretinos con la música de los pedos, es así. Sí.

El ex honorable Jordi Pujol, cetrino (he escrito cetrino, por lo del color, no cretino) y ojeroso, estaba sólo con un libro de memorias, tanto en catalán como en castellano, por cierto, porque la “pela, es la pela”, muy cerca de Reixach, el ex futbolista del Barcelona, que también ha escrito un libro,( perdón, tal vez sólo lo ha publicado) ya se sabe, el maná es la política y el deporte. Y el ex honorable miraba a Boris pero Boris no miraba al ex honorable, y seguramente el ex honorable quería mirar a Najat El Hachmi, la escritora marroquí que escribe en catalán, divina perla integrada, musulmana, pero integrada, pero no podía verla porque estaba rodeada de fans. El ex honorable no tenía fans ni tenía balcón.

Una se pregunta si el Sant Jordi no será como la pasarela Gaudí y Cibeles, un desfile de moda, donde desfilan modelos de la misma forma que se publican libros. Lo digo porque Boris siempre está en Cibeles y en Gaudí, y Risto, y Monzó, y muchos de los personajes (no diré escritores) que el miércoles firmaban libros. Un “club” donde el rasgo distintivo personal predomina sobre lo estrictamente literario. Lo mismo se creen que hacen sociología como los de “Gran Hermano”.

A las cinco de la tarde, en las mesas, el día de autos, Isidro Esteve, ex motorista que tuvo la desgracia de quedar en una silla de ruedas por accidente, firmaba autógrafos, porque ha publicado un libro.

Albert Espinosa, guionista y dramaturgo del que no he leído nada, ha publicado un libro narrando sus experiencias en la lucha contra el cáncer durante siete años, perdiendo en el camino una pierna, un pulmón y medio hígado.

La chica marroquí a la que hace cuatro meses no conocía nadie, no paraba de firmar, ella també es catalana (ella también es catalana) pero eso de que una marroquí escriba en catalán permite lecturas políticas sobre la integración de los inmigrantes y demás, que aquí es mucho, o tal vez es que lo significa todo.

En la plaza Cataluña instalaron una gran pantalla de video donde se proyectó una entrevista con el ya fallecido Terenci Moix.

Un grupo de niños acompañados de su maestra, miraba con interés las imágenes.

¿Quién es? –preguntó uno de ellos.

“Un escritor” , respondió la maestra.

¡Un escritor ¡ ¡ Un escritor¡ gritaba toda la clase.

“Pero un escritor de verdad, seño?”

“De verdad. El mejor y el más grande escritor de Cataluña”.

“Y dónde firma, seño?”

“Ya no puede. Está muerto”.

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