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Consuelo García del Cid Guerra

EN EL NOMBRE DEL PADRE

EN EL NOMBRE DEL PADRE


Cuando me duerma yo recordaré tus manos
cuando me ría aún te puedo ver reír
por mucho tiempo y medio siglo conseguido
ninguna tumba te ha podido sepultar.
Cuando me aturden las palabras yo te miro
le doy la vuelta a tu anillo de señor
sueño contigo y la enseñanza de tu estirpe
salto de pértiga, al vacío y salto libre
una voz que no se extingue, una razón
sobre la sangre que está en mí.
Cuando oscurece sobre todo lo que existe
cuando no hay tarde y nunca es tarde para mí
guardo tu vaso como un cáliz que te aguarda
con la savia de la entraña y tus últimas palabras
mientras se me durmió el tiempo
en una canción de cuna antes de poder crecer.
Me diste vida, y para mí elegiste un nombre
toda esta cuesta tan difícil de escalar
me has enseñado en poco tiempo las razones
me revelaste el azul del verde mar
y aún agotada sobre toda la corriente
con tu pasado, presente
sigo siendo yo, papá.

2 comentarios

Carlos -

Sigue así....así te seguiremos

Gloria -

Me has hecho llorar, bandida.
Tuviste mucha suerte de tener unas manos cálidas y fuertes que te sostuvieron, aunque sólo fuera durante pocos años. Creo que los suficientes para que hayas aprendido a sacar agallas ante las situaciones adversas, a pesar de que algunas parezcan vencerte en un principio. ¡Y así eres tú!. Todo eso se lo debes a esas manos que te abrazaron, acariciaron y enderezaron hacia la vida y cuyo ejemplo has seguido con tus hijos.

Yo no tuve esas manos. Te envidio.