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Consuelo García del Cid Guerra

Segundo mundo

La casa de uno de los niños protagonistas de la película “Slumdog millonaire” ha sido arrasada el pasado jueves. La familia no tiene adonde ir y se encuentran en la calle con sus objetos personales.

Azhar, de 10 años, y Rubina, de 9, viven en ese barrio de chabolas de Bombay, y se les había prometido una vivienda gubernamental.

El realizador británico Danny Boyle ha donado dinero a una fundación para la educación y alojamiento de los pequeños.

La película ha recibido criticas muy duras en India por mostrar la verdadera cara  del país: pobreza extrema.

 Los niños fueron recibidos en Hollywood como verdaderas estrellas del celuloide, y asistieron al gran triunfo de la película, que obtuvo ocho Oscar.

Si un hecho tan publico y notorio como este se produce con total desfachatez, me pregunto cual es la verdadera misión de las ong, fundaciones y asociaciones en general de ayuda al necesitado. Me niego a hablar del “tercer mundo”, porque me cuesta creer que el llamado “primer mundo”, pasa de largo ante semejantes atrocidades. Si tenemos tres mundos ¿Dónde esta el segundo?. Nadie ha hablado, jamás, del segundo mundo, y creo que es el nuestro, el de todos, el de los de a pie, los cotidianos, los trabajadores, las personas sin demasiadas cosas, pero con lo justo para seguir adelante.

Se encumbra a dos criaturas para ser famosos durante un corto espacio de tiempo y después se les devuelve a sus orígenes pretendiendo que nada cambie? Primero regresaron a sus casas, rodeados de ratas, y ahora se han quedado sin techo. ¿Nada ni nadie van a hacer nada al respecto? El  mundo se ha quedado mudo, la sociedad no siente?

Pues seguramente no, porque además son pasto de noticia. Pasamos de largo ante una situación limite como acostumbramos a pasar ante cualquiera que tiene problemas, no vaya a ser que nos pida algo. Cualquier parado europeo es de la jet-set al lado de estos dos niños, como lo es cualquier rentista agarrado al patrimonio junto al parado.

Cuando te da lo mismo que sea lunes o domingo empieza el peligro. Desconectar de la realidad supone la primera perdida sensible, si no sentimos, ya no estamos ni somos. Hay que saber ayudar para que resulte verdaderamente útil, pero pocos conocen el alivio de treinta euros en manos del necesitado. Cuestionarse la vida, sus actos y sus errores, antes de decidirnos a dar, es un pensamiento miserable. Negarle inconscientemente el derecho a un paquete de tabaco, es una gran putada. ¿En base a que?

La crisis es un chiste en Bombay. Para casi todos, nada cambiara sustancialmente. Aquí nos desesperamos contemplando como los amigos se alejan, los bancos nos persiguen y las ofertas de trabajo escasean cada día mas. “Para saber verdaderamente si alguien es tu amigo, pídele cien euros”, me dijeron hace años. (Miento, me lo dijo en pesetas).

 

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