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Peñagrande, el hueco de la memoria.

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Toda la información pública que se encuentra en la red, es -en consecuencia- notoria.Google se ha convertido en un pequeño dios que -no todo- lo sabe. Nuestra historia, como ha sucedido últimamente con el diccionario de la RAE, puede ser contada desde distintos puntos de vista, dependiendo de las tendencias personales de su autor. Por tanto, se cambia, altera y manipula ante grandes acontecimientos evidentes, los que deben ser contados a la fuerza, por exceso o defecto, puesto que nadie podrá negarlos en su esencia, aunque el contenido sea deformado por el espíritu individual del sujeto narrador. Guerras, desastres naturales, fallecimientos y natalicios célebres, ceremonias, condecoraciones...todos los hechos tienen nombre y apellidos excepto el silencio. Ese gigante ausente y casi indigno que no consigue entrar en lugar alguno, puesto que -atado de pies y manos- es como si jamás hubiera existido. Bajo ese silencio se mantienen millones de muertos, asesinos de estado, situaciones violentas y humanamente vergonzantes. En la mayoría de ocasiones, no se contempla. No interesa porque no se sabe, y no se sabe porque nadie con la suficiente relevancia mediática decide tirar del hilo. Con ello, la ignorancia es negación, y se convierte en crimen. Las fosas comunes no sólo contienen humanos anónimos o héroes inútiles. Por ese silencio se crea una razón de ser, como las sirenas de Kafka, en una huída hacia delante que convertirá lo sucedido en cuento y a sus víctimas en locos : Mentiras, fabulación e imaginaciones nuestras, que no suyas. Porque sólo unos pocos, sabedores de la parte oscura que continúa oculta, insistimos en revelar su lado inconveniente, ese que estorba en el peor momento o en cualquiera, puesto que jamás se le concedió espacio, por tanto, no sucedió. Mientras no se haga público, aquí no ha pasado nada.
Mientras alguien no levante la liebre y a esa carrera se adhiera una cantidad considerable de afectados, seguiremos de brazos cruzados ante los agujeros negros más dramáticos que tuvieron lugar durante la dictadura franquista, incluso en épocas insultantemente posteriores, cuando España era ya una supuesta democracia. Escribo supuesta porque las altas esferas estaban muy ocupadas en otros asuntos y preparaban a gran velocidad el escaparate social de un cambio fulminante : La famosa "apertura" y la no menos célebre "transición".
1983. El polémico grupo punk Las Vulpes, estrena su tema "Me gusta ser una zorra". Ese mismo año, se cierra el reformatorio de San Fernando debido a la muerte de una interna. Una de las muertes en extrañas circunstancias de la que algo se supo. También se clausura Peñagrande, correccional para madres solteras menores,que son trasladadas a Arturo Soria. En esas idas, venidas y traslados, informes, maltrato psicológico, explotación laboral y tráfico de bebés, miles de mujeres -casi niñas- padecieron la privación de libertad más cruenta y devastadora: Presas sin delito. Castigadas en manos del Estado y de su grandísimo Dios en la tierra. Oficialmente marginadas, vejadas y sin derechos. Por el hueco de esta escalera se lanzaban al vacío : Algunas, preferían morir antes que permanecer allí un sólo día más. Aquellos suicidios se ocultaban, como casi todo lo sucedido bajo el amparo del Patronato de Protección a la Mujer, sus centros de re.educación, métodos y disciplina. La muerte no se produjo nunca de forma natural: Los cadáveres estrellados contra el suelo de las menores que pusieron fin a su vida, han dejado una huella moral y el rastro del error. Ese hueco es uno de los agujeros negros que nuestra historia debe contar. Para que no se repita, y para que los nombres de todas ellas, cualquier día del año hagan acto de presencia. Por su memoria.
 
" ...El último que reirá no es quien pensais.
Llorad: Ese es el retraso que os deseo".
Jacques Rigaut.
 
Todos los espejos llevan mi nombre
Sábado, 02 de Julio de 2011 18:25 Consuelo García del Cid Guerra #. sin tema

VAGANDO POR AHÍ

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De lejos escuchaba, cuando la música es fondo hacia el que no te acercas por falta de identidad, fusión de melodía, sentimiento en su letra e ignorancia. Pasaba yo de largo y me reía. Ahora sé que aquella sonrisa era sarcástica, estúpida y superior. Que me sentía ajena a su significado, despreciaba el ambiente y clasificaba el mundo por encima del hombro. Sin saber, pero queriendo. Sin preguntar siquiera. Sin atención alguna.
No atravesé los barrios periféricos, tampoco los del centro. Los verdaderos dueños de tantísimas razones, condiciones y estados. No sabía lo que era ser desfavorecido porque creí que el mundo no me hizo el favor. Que todo lo que nos toca en suerte es lo contrario a nuestro íntimo deseo, el motivo aparente para ser de otro modo, transgredir, escapar, rebelarse o morir. Nada como la juventud para aspirar a todo, querer vivir lo máximo y sentirse incompleto.
Componía poemas de fácil pareado, burlaba las señales y olvidé el catecismo. Seguía sin saber, y cantaba lo mismo. Ignoraba el rincón, su verdadero potro, la fuerza de las palmas, lo fácil del aplauso. Era entonces temprano, pero tenía prisa.
 
-¿Adónde vas?
-No sé.
-¿En qué trabajas?
-Bebo.
 
Me lo dijo una chica de aspecto soñador. Cansada de tanto andar sin rumbo en busca de algo fijo. No capté la palabra. No interpreté su miedo, sus ojeras, su limbo. Pero la olía cerca, me inspiraba cariño, quería protegerla antes de ser mayor. Ella cantaba algo que comprendí en el acto, y fue nuestra canción. Era profunda: Mucho. Me hizo llorar: Y cuánto...
 
 
 
Domingo, 03 de Julio de 2011 17:02 Consuelo García del Cid Guerra #. sin tema

Epsilon

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"La función clara de la historia, y de la sociedad, ha sido hasta ahora la de, por medio de la identidad y del trabajo, negar el acontecimiento".
Leopoldo Mª Panero
Mi cerebro es una rosa.
 
 
Empleo la palabra para desfigurar irreal.Mente esa histórica y terrible trampa del hombre. La Biblia tiene doble lectura -yo acuso- y firmo, un contrato de trabajo soterrado. Tal vez el paraíso fue un desahucio. Puede que el tiempo no se trate de "aquel", sino de "esto" : Nosotros no somos, vosotros sois, ellos son. Hacedores de naves industriales, poderosos patrones, semáforos en la selva y un lupanar oculto. Desahogo.
Miento si escribo poco. Miento si no lo digo. Miento como otro más que no se sabe nada y se encuentra excluído.
La reflexión aturde y el pensamiento quema, arde en un mar de afirmaciones tensas, prohibidas e inexactas.
El yo se ofrece en bandeja de plástico, y la plata oscurece lejos del horizonte, allí donde la vista no alcanza a sujetarse, por cansada.
Dormir no exige sueño. Soñar tampoco noches.
Martes, 05 de Julio de 2011 21:10 Consuelo García del Cid Guerra #. sin tema

dependientes

Desde que escuché la palabra por primera vez, supe que se trataba de algo tan prohibido como prohibitivo. Tuve curiosidad por sus efectos y presencié cómo una amiga mía se volvía medio loca asegurando que los personajes de un cuadro que teníamos delante estaban vivos y paseaban por el salón. También gritó cuando -según ella- el edificio de enfrente caía destrozado sin hacer ningún ruído. Estaba hecha una ruína. Con los años cambió de tercio, y se destrozó el tabique nasal. Veía "gente" que no existía, que no estaba. Tenía pánico a los gatos. Me causó una mezcla nauseabunda de sentimientos: Miedo y asco. Asco y miedo en idénticas proporciones. Su bebé nació con síndrome de abstinencia. Se rascaba las manos jurando que salían láminas de oro, y quería venderlas. No se sabe si las manos o aquel metal imaginario.

Murió antes de cumplir los cuarenta. Nos alejamos de ella tanto como se alejó de todos nosotros. Desde siempre, supe que el hecho de no ser atrapada por las drogas no me hace peor ni mejor que nadie. Ni siquiera me atrevería a decir (y menos asegurar) que es cuestión de suerte, voluntad o de conductas determinadas. No creo en los paraísos artificiales ni en las evasiones inconscientes. Tampoco comparto la búsqueda del placer a costa de una sustancia. Y desde esa lejanía privilegiada, he contemplado cómo en las drogas también existe un sistema que atrapa tanto o más que la condición social.

Un cocainómano mira y trata con desprecio al esclavo de la heroína. Se cree el rey de un mambo actual, casi rico. Es igual de vejatorio y repugnante. Se pierde, de todas formas, el respeto hacia uno mismo. Se abren puertas muy difíciles de cerrar. Se miente tanto que no queda una sola verdad localizable y no hay quien siga el inmediato rastro de una sombra real.

Existen personalidades toxifílicas. Son víctimas de su propia historia presente y determinados episodios de su pasado. Una niñez traumática, soledad prolongada, desamparo, miedo, incapacidad ante ciertas cosas que para cualquier otro son la norma, aunque es posible que no "normales".

Desde el ejercicio de la libertad, cada uno es dueño de su cuerpo. Pero yo no conozco a un sólo drogadicto feliz.

Viernes, 08 de Julio de 2011 22:36 Consuelo García del Cid Guerra #. sin tema


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