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domingo
El truco, su trato, la eliminación de la sustancia. Una piensa que su propia realidad perdida debería construír algo partiendo del porvenir de su pasado. Puede que cuando la noticia se convierta en lo de menos empecemos a ser más. Cuando creamos en nosotros como referente válido, analizando conductas, sus consecuencias y errores, reconociendo cada postura, mentira sobre mentira, a lomos de una circunstancia cómoda en su momento, llevadera, conveniente y sin alma, podamos empezar de nuevo partiendo de un cero redondo, exacto e idéntico al más grande suspenso colegial cuando nuestras calificaciones se tradujeron en números, antes de ser muy deficientes, deficientes o insuficientes. De la letra al detalle, colgados en hombros de una madurez suprema que huye de la vejez. Nuestra segunda edad teme tanto a la tercera que nunca dejará de teñirse el pelo y estirarse la piel, aunque por detrás nadie adivine las cicatrices. Se ha engañado tanto que ni la verdad es cierta. Se ha forzado tanto el cuerpo en pos de algún deporte que caminar a la fuerza nos aterra, tanto como sudar por las malas.
miércoles
Que no se pierda nunca el significado de las canciones. Que nuestra boca no sea un enorme charco de saliva. Que lo que te pintas sobre el cuerpo sea pintado en la calle con idéntica protesta. Que cada moda pase, de largo y con pocas prisas, sin que importe demasiado.
Que no te arrastre el gurú de la religión última cuando jamás comulgaste en nombre alguno. No guardes tus espaldas, dásela al enemigo, que existe y está presente sobre todas tus cosas.
Cultiva la palabra. Lee. Escucha. Calza tu propio pie para ponerte en el de otro. Y si en algún momento llegas lejos, piensa que aquellos que te desean lo peor tendrán que contemplar cómo te llega lo mejor.
Deja al escritor que escriba y al cantante que cante. Al escultor que esculpa, al actor, que interprete. Busca tu propio terreno, trabájalo a conciencia y tendrás un lugar preciso en el ámbito apostado. Pero yo no soy nadie para darte consejos. No sé más que lo incierto del quicio del error. No presumo de orden ni concierto. No estoy en ninguna parte ,excepto aquí, diciendo lo que siento, lo que me asiste -en vano- sobre un cuarto de hora. Débil, posible.Mente.
Lo decía Panero : El fracaso es la más resplandeciente victoria.